domingo, 28 de diciembre de 2014

ABRAZOS PERDIDOS

En cierta ocasión escuché “con los años que nos conocíamos y nunca nos habíamos dado un abrazo…cuando lo hicimos fue un instante mágico”, también leí no sé ahora donde “llegará el día en que los médicos recetarán agua pura, descanso y abrazos como medicinas para una vida sana y plena”. 

El abrazo es una manifestación corporal de afecto universal y gratuita al igual que el beso o el saludo aunque a veces pueda ser hipócrita, comprometida, traicionera; la pérdida de la capacidad de abrazar puede llegar a ser frustrante al igual que lo es la pérdida del olfato o el gusto. No poder demostrar nuestro afecto por medio del abrazo, puede llegar a crear una  gran merma en nuestro ánimo, a veces esta puede llegar a ser compensada con otras estrategias pero en ocasiones no llega a conseguirse y por tanto ese déficit en la capacidad de expresión se enquista y duele.


Fundirse en un abrazo con un ser querido, admirado o tan solo apreciado es una manifestación de afecto difícilmente imitable por otros tipos de expresión, el amplio contacto corporal permite aunque sea fugazmente, un intercambio de energía entre los dos seres que se abrazan, si entre ellos existen lazos más íntimos este contacto adquiere un significado más placentero y si además entre ambos cuerpos abrazados existen vínculos amorosos, ese contacto puede llegar a hacer que sus corazones latan al unísono sincronizando sus almas en un momento cósmico.

En muchas ocasiones el abrazo está vacío de contenido, no hay sentimiento ni emoción en el gesto, tan solo es un automatismo aprendido como el dar las gracias, la mano o los buenos días, se hace por que siempre se ha hecho. Existen diferentes tipos de abrazos según el momento, lugar, circunstancias y lazos existentes entre los abrazados, el mismo abrazo en contextos diferentes tendrá significados distintos y así lo perciben los abrazados; siempre prevalecerá como base del gesto un afecto verdadero o fingido haciéndose extensible en ocasiones al cumplimiento de normas protocolarias.


El abrazo debe ser frontal, pecho con pecho, con los brazos cogiendo por detrás de la cintura, la espalda, el cuello o en una combinación de todas ellas, aceptándose ligeras inclinaciones de tronco  hacia uno u otro lado; un falso abrazo posterior aplicando el pecho del que abraza sobre la espalda del abrazado/a es una variedad que entraría en la categoría del abrazo íntimo, es un abrazo que no se le da a cualquiera.

El abrazo a horcajadas también pertenece a la categoría de íntimo, realizado sentado o en de la cama, vestidos o desnudos, en este abrazo uno monta al otro de manera próxima, penetrante, abarcando todo su tronco con los brazos, puede acompañarse de besos y caricias según las circunstancias en que se dé. El abrazo amante debe hacer sudar, la pasión debe aflorar por todos los poros y así, el fluido de amor, lubricará las pieles en contacto incrementando el goce de ambos cuerpos.

El abrazo de protocolo, muy frecuente en el mundo diplomático, como su nombre indica es un gesto impuesto por las circunstancias muchas veces en eventos significados, en ocasiones se acompaña de beso o roce de mejillas en una, dos o hasta tres veces según las culturas de los abrazados. Otra variante es el abrazo campeón, el del triunfo, llevado a cabo para celebrar el éxito y muy utilizado en prácticas deportivas; puede llevarse a cabo por parejas o en grupo en cuyo caso  hablaremos de abrazo triunfal múltiple, tras él puede darse paso al manteo o agasajo de uno de los miembros del grupo.

El abrazo dolente o consolador, llevado a cabo en momentos de duelo o angustia extrema, suele acompañar a situaciones de tristeza, agobio y desesperación; no soluciona nada pero con él intentamos empatizar con la persona abrazada, suele ser prolongado y puede ir acompañado de lágrimas sentidas o fingidas. El abrazo de encuentro o despedida, suele ir acompañado de alegría o tristeza según el caso si entre los abrazados existe algún vínculo afectivo, su duración e intensidad es variable, no es rara la presencia de alguna muestra de cariño mutuo como besos o caricias faciales sin descartar el palmeteo de espaldas mutuo.

En ocasiones la limitación física impide el acto del abrazo, en estos casos tal acto puede llegar a anhelarse aun no siendo manifestado, es un quiero pero no puedo o un casi puedo pero no llego; hay que buscar otras formas alternativas de abrazo y una de ellas puede ser el abrazo lateral a un miembro, no es tan gratificante pero permite una aproximación del abrazado y un contacto parcial aceptable. Si se realiza desde  una posición inferior por parte de uno de los abrazantes, aparece el hándicap de la diferencia de alturas por lo que casi siempre en estos casos y debido a lo incómodo de la postura el abrazo es breve, fugaz e incompleto quedando muchas veces el acto en un abrazo más virtual que real.


Cualquier momento es bueno para abrazar por tanto no restrinjamos dicho acto a las ocasiones especiales. “Y con un vestido corto estrenado para la ocasión, se acercó a mí y tras plantarme un beso en los labios, se sentó a horcajadas sobre mis piernas fundiéndonos en un cálido abrazo” (una noche de verano de cualquier verano).


Todos estamos necesitados de abrazar y ser abrazados no debiendo quedar nadie sin tal manifestación de afecto por tanto, todos deberíamos tener nuestra ración de abrazos de manera regular pues como se ha dicho son gratuitos, gratificantes y no requieren ningún tipo de preparación. Un abrazo que no se da es un abrazo que se pierde, practiquemos pues el acto de abrazar y reduzcamos al máximo el número de abrazos perdidos.

sábado, 20 de diciembre de 2014

NUESTRA BURBUJA VIRTUAL

Se veían de tanto en tanto, mucho menos de lo que él desearía; ella, ama de casa y profesional de prestigio, siempre andaba muy atareada y no conseguía estirar el tiempo de sus jornadas, su cabeza y sus proyectos iban a una velocidad muy superior a la de su horario biológico. Últimamente estaban cambiando sus prioridades dándole un giro a su vida, había puesto freno a su actividad laboral dedicando gran parte de sus energías a enriquecer su espíritu y los resultados estaban surtiendo efecto.

Él llevaba un tiempo retirado de la primera línea, su actividad universitaria había cesado y su espacio tiempo tenía unas dimensiones particulares, no tenía horarios ni unas  obligaciones concretas salvo las que él mismo se imponía. A pesar de haber estado sin contacto durante muchos años, algo en sus vidas había hecho que se esperaran el uno al otro aun sin proponérselo; todo ese tiempo separados dejó de existir tras su primer reencuentro, una mirada y una sonrisa fueron suficientes para borrar aquella larga ausencia.

Las pocas veces en las que se veían el tiempo parecía detenerse, era como si una burbuja invisible los envolviera aislándolos del entorno que les rodeaba y todo fuera ajeno a ellos dos. Se conocían desde siempre, el pasado los unió de forma fugaz y caprichosa en sus tiempos adolescentes y más de tres décadas después el vínculo entre ellos seguía afianzándose aun en la distancia. Vivían mundos diferentes, distintas realidades los separaban pero en algún punto del cosmos sin un espacio definido, sus corazones latían al unísono, lazos invisibles los unían más allá del mundo físico por el que corrían sus existencias.



El día que al fin volvieron a encontrarse fue un momento mágico, el marco en el que lo hicieron fue el acertado, una emblemática plaza de la ciudad, discreta y señorial que mantenía reminiscencias del pasado en el que a lomos de un ciclomotor, surcaron todas las callejuelas del casco urbano. Sus primeras miradas los conectaron como el primer día en el que se vieron cruzando una calle; atropelladamente intentaron ponerse al día de sus vidas a pesar de que la red ya había abierto el camino en meses previos, sus ojos se buscaron brillando como luceros en la noche mientras las palabras no dejaban de brotar de sus bocas sedientas de noticias.

El cine era una de sus pasiones pero la lectura la superaba, hablaron de libros y películas vistas y por ver, de viajes hechos y por realizar, de sueños vividos o anhelados, de sus trabajos, sus familias, sus lugares de residencia pero sobre todo hablaron de ellos, de sus vidas, sus problemas y sus logros, sus historias pasadas y sus trayectorias hasta ese día, y como no de sus momentos en común en un pasado remoto, de sus antiguas amistades, de sus escarceos amorosos… momentos mágicos con los que crecieron y se hicieron adultos, momentos a veces difíciles que aprendieron a superar; ella fue mucho para él pero entonces no lo supo apreciar en toda su medida no obstante, su impronta quedó grabada en lo más profundo de su ser. Un día sin saber muy bien por qué dejaron de verse, de llamarse, quizás también de pensarse y entraron en un vacío común que se prolongó en el tiempo.

Hoy lo recordaban todo entre miradas cómplices y medias sonrisas, recordaban sus besos furtivos y apasionados a los pies de una tapia carcelaria, sus tardes de copas en locales a media luz perdidos por la ciudad, sus antiguos amigos y compañeros de correrías hoy desaparecidos de sus vidas; los momentos vividos pasaban por sus mentes como fugaces clichés de videos nostálgicos, en ellos rememoraban sus “instantes” vividos en común, recordaban sus cortas e intensas historias adolescentes y se recreaban en sus más mínimos detalles mientras compartían una bandeja de salazones y una ensalada, en la pequeña cafetería de un noble edificio lleno de historia junto a la que a partir de ese día sería su plaza.

Aquel primer encuentro debía ser el primero de otros muchos pero la chispa de aquella primera mirada después de tantos años fue especial, esperada durante mucho tiempo, deseada desde la aparición de la primera foto en la web, anhelada desde la primera llamada telefónica. Todo confluía hacia aquel primer encuentro, los astros, las estrellas, las palabras pasadas, presentes y futuras, los libros leídos, las películas vistas, la música oída; todo confluía ese día, en esa plaza, bajo ese sol, para que sus historias volvieran a encontrarse en un camino que nunca debió perderse.



Cada vez que se vieran a partir de aquel día, una burbuja virtual los mantendría unidos y aislados de todo, solo ellos se verían ajenos al resto de las miradas, solo ellos se oirían estando sordos al murmullo que les rodeara, vivirían un mundo dentro de otro mundo en el que sin tapujos ni cortapisas abrirían sus corazones y sus mentes, pensando y latiendo en una misma dirección. Allí donde estuvieran, crearían su isla y en ella vivirían su mundo paralelo.

sábado, 13 de diciembre de 2014

LA TIENDA DEL ABUELO

Allí reparaban cuerpos torcidos desde hacía casi un siglo, seguro estaba  que entre sus antepasados habría algún cirujano barbero impulsor de la profesión de su familia; había crecido viendo a su abuelo crear los aparatos más estrambóticos para tratar las formas corporales más desbaratadas y difíciles, lo consideraba un alquimista de la restauración anatómica, un mago del enderezamiento óseo, un artista de la deformación a la cual vencía en numerosas ocasiones.

Allí se fabricaron en tiempos remotos juguetes de hojalata y un sinfín de material clínico, cuando este era pura artesanía y un espéculo se consideraba una pieza apreciada; de  sus manos y antes de ellas de las de sus ancestros, salieron piezas muy elaboradas que llegaron a ser las joyas de los quirófanos de la época, todo se hacía con una dedicación especial en aquellos tiempos, sin estar tan pendientes de los horarios como ocurre en la actualidad.

Eran tiempos de arduo trabajo y muchas privaciones, la postguerra trajo tiempos difíciles y en ellos intentaban sobrevivir manteniendo a flote un negocio peculiar heredado de  padres y abuelos; los materiales escaseaban y su naturaleza en nada semejaba a los actuales plásticos, metales o resinas. Cuero, hierro, maderas, algún textil y poco más, con eso se apañaban los artesanos de entonces en esto de fabricar aparatos correctores, el ingenio y la buena mano prevalecían a la hora de elaborarlos.

Con un país aislado de Europa tras la segunda gran guerra, el negocio quedaba fuera de la órbita de los avances que fueron teniendo lugar en los años venideros, viajar hasta los lugares donde se desarrollaban era algo impensable para la precaria economía de la familia y por tanto en muchas cosas tuvieron que ser sus propios inventores, pioneros en una disciplina que empezaba a despuntar y en la que había mucho por innovar y descubrir.

Las gentes acudían a la tienda del abuelo a tratar sus dolencias: espaldas torcidas de difícil ignorar algunas con formas grotescas, cojeras irrecuperables que precisaban ser compensadas, aparatosas eventraciones que debían ser contenidas y devueltas a su interior, mutilaciones esperpénticas que esperaban su miembro artificial, gentes que habían perdido el anda y buscaban algo que les permitiera desplazarse, fracturas inestables en miembros y vértebras o simples dolores de postura; todos pasaban por la tienda del abuelo buscando remedios, a veces el milagro.

En los años 70 el negocio prosperó, empezaron a hacerse viajes de estudio, se asistía a congresos y certámenes, la ciencia empezó a fluir en un sector que se había visto aislado durante muchos años; se salió fuera de nuestras fronteras y el intercambio de ideas, el ver lo que otros hacían y como lo hacían, el descubrimiento de nuevas técnicas de fabricación, la aparición de nuevos materiales, la globalización del sector… hicieron que éste diera un salto cualitativo asentándose como disciplina. Ya con los 80 vino el salto de los océanos, Estados Unidos era otro mundo, visitar la cuna de algunos dispositivos míticos como Milwakee, Boston o Atlanta fue todo un sueño hecho realidad aunque una vez allí podías darte cuenta, no sin satisfacción, que ellos tenían más medios pero no más ideas o ingenio, lo que allí se hacía no distaba mucho de lo hecho en la vieja Europa.

La electrónica entró con fuerza en el sector aplicándose a un buen número de dispositivos antes impensables; sillas, camas, prótesis y otros artilugios se vieron beneficiados por esta nueva incorporación apareciendo nuevos artículos avanzados y atractivos que mejoraron la autonomía y autoestima de muchos usuarios. La tienda del abuelo dejó de ser un simple taller artesanal y pasó a convertirse en establecimiento de servicios en el que no solo se hacían aparatos a medida, también se valoraba, asesoraba y formaba tanto a clientes como a profesionales; el negocio había cambiado.


El abuelo siempre estuvo presente aún cuando ya no estaba entre nosotros, su sombra y su recuerdo llenaban el aire que allí se respiraba a pesar del cambio de locales pues su espíritu reinaba en el ambiente del negocio más allá de su espacio físico. Los cuerpos torcidos con el tiempo dejaron de serlo y una nueva era tecnológica asumió el papel de los viejos artesanos sin cuya existencia esta no habría sido posible.


Hoy ya nada era como fue en el pasado, los tiempos de bonanza quedaron atrás hace mucho y la lucha contra los elementos y las circunstancias que estaba tocando vivir, ocupaba las veinticuatro horas del día tan solo para intentar seguir en la brecha y que los vientos negros del momento  no acabaran con más de un siglo de historia. El abuelo ya no lo vería.

sábado, 6 de diciembre de 2014

PEDOFILIA HABEMUS

La curia anda revolucionada con las drásticas medidas impuestas por el Papa Francisco contra las sotanas de rabo inquieto, el pontífice está dispuesto a no dejar títere con cabeza si este ha puesto sus manos sobre mocito virginal. El abre-nueces papal está listo para empezar a romper glandes impuros cuyas poluciones manchan la inmaculada imagen de la iglesia, la Santa Sede ha promulgado la tolerancia cero con el deseo carnal  de sus célibes miembros y la caza de brujas ha dado comienzo.

Las denuncias han empezado a llegar y se espera que lo sigan haciendo  desde cualquier rincón del mundo pues los desmanes parece que han tenido lugar a lo largo de todo el planeta Tierra; los reverendos picha-brava amparados bajo el paraguas de la iglesia han abusado de la confianza y el respeto que muchos jóvenes han depositado en sus figuras a lo largo de la historia; estos, blandos de aptitud y escasos de respuesta, se han dejado manosear las partes pudendas en aras de una supuesta fe cristiana.


Los del alzacuello, sintiéndose inmunes a las leyes terrenales, han dado rienda suelta a su pecaminosa pasión posando sus tentáculos sobre imberbes corderillos a los cuales, pillados por sorpresa, han sabido anular de voluntad; tiernos jovencillos han visto sus carnes mancilladas por los báculos bendecidos de sus pastores que con juegos y falsas promesas, han ido creando un jugoso rebaño.

Lobos y corderos han ocultado sus desmanes a lo largo de décadas, sus juegos amorosos prohibidos han campado sin freno en sótanos y alcobas clandestinas, los mariposeos eclesiásticos marcaron la vida de muchas almas cuyas existencias ya no levantaron el vuelo y por mucho que flagelen sus espaldas en pos de cubrir su cupo de penitencia, los cuerpos desnudos que viven bajo las rancias sotanas arden de deseo mal contenido.

Muchos de los niños abusados, hoy hombres de pelo en pecho, descubren con vergüenza muchos años después sus prácticas incestuosas y malsanas;  el mundo los mira con pena e intenta vengarlos cargando las tintas contra aquellos que con la cruz colgando de su pecho, blandían sus miembros erectos como espadas celestiales. Un ejército clandestino nutriéndose de amor impuro, una lucha entre el bien y el mal ganada por las tinieblas, un discurso bíblico con el que embaucaron a sus víctimas sin darles tregua.


Hoy por fin parece que las cosas empiezan a cambiar, la cúpula papal ya no los ampara ni los protege, no los oculta ni mira para otro lado, no los justifica ni los mantiene en su puesto; hoy por fin se los denuncia y persigue, se les busca en los rincones más remotos, se les localiza y se les entrega; hoy las cosas están cambiando pero ¿se llegará hasta el fondo del complot amatorio? ¿Hasta donde estarán dispuestos a tirar de la manta? Los próximos tiempos nos darán la respuesta.

Y mientras esa respuesta llega y nuevos miembros de la cruz se unen al grupo de lobos enjaulados, las congregaciones deberán abrir sus ventanas dejando salir el aire viciado que durante años ha ido acumulándose en sus celdas y receptáculos. Los que en su día blandieron glande turgente frente a pieles inocentes, los que jugaron al pilla pilla en baños y pasillos, los que practicaron la guerra de almohadas entre risas y roces de sus partes viriles… todos ellos serán desenmascarados y sus vergüenzas exhibidas en público.


La hora del capón ha llegado y con ella unas tenazas divinas bajarán a la tierra e iniciarán su particular poda; ningún pastor descarriado podrá ocultar las partes pecaminosas entre sus ingles, estas serán cercenadas en una vorágine de sangre y llanto pero ya no habrá tiempo para el perdón ni el arrepentimiento, este habrá pasado a un segundo plano y la venganza alada descenderá desde los cielos vengadores anticipándose a la justicia de los hombres.


Al grito de ¡Pedofilia Habemus! Los ángeles justicieros segarán de cuajo la lívido lujuriosa de quien debía contenerla entre sus faldones negros, sus bocas temblorosas se abrirán en un gesto de espanto escupiendo espuma y babas sanguinolentas mientras sus manos, crispadas por el horror y el mido al castigo, intentarán en vano evitar que la vida se les escape por la entrepierna.

sábado, 29 de noviembre de 2014

EL BARRIO DE LA LUZ

El pasado es todo lo que le quedaba, perderse en sus cientos de vericuetos le ayudaba a seguir viviendo y afrontar con un mínimo de aplomo cada nueva jornada, los problemas se acumulaban y él necesitaba desconectar. Sumergido en la bañera de agua tibia intentaba relajarse después de una semana para olvidar, con la cabeza apoyada en el borde y los ojos cerrados,  respiraba tranquilo dejando que el agua lamiera su piel dormida; a esas horas de la mañana el edificio parecía tranquilo y apenas se oía tráfico en la calle.

Aquel apartamento era su refugio y a él acudía siempre que podía para huir del caos del centro donde tenía su residencia habitual, esa mañana era uno de esos días en los que necesitaba cambiar de aires y despejar la mente, allí era más fácil. La luz entraba por la ventana de la habitación inundando con sus rayos hasta el último rincón de la estancia, él desde la bañera con la puerta del baño abierta, veía el edificio de enfrente, su jardín y la piscina comunitaria; era un buen barrio, tranquilo, moderno y con mucha luz.

Como barrio emergente que era, aún quedaba mucho por hacer aunque por otro lado eso le daba la tranquilidad que él buscaba cuando adquirió el apartamento; pasear por sus jardines o sentarse en alguna de sus terrazas le hacía creer estar en otra ciudad, en otro espacio, muy distinto al habitual por donde se movía a diario. Era su burbuja de paz, su lugar de olvido, en el cargaba sus baterías orgánicas y mentales, hacía planes o volaba con la imaginación a tierras lejanas.


Allí seguía sumergido en sus tres cuartas partes, refugiado dentro de una placenta de porcelana, su piel absorbía la calidez del fluido y lo relajaba mientras su mente organizaba  las actividades del día que tenía por delante. En la calle el ambiente olía a hierba fresca, la abundancia de jardines recién regados a primeras horas de la mañana daban al entorno un aroma silvestre;  los vivos colores en vallas, setos y parques eran una explosión de color para la vista que activaba el resto de los sentidos, él lo sabía y visionaba en su cabeza cada recorrido por aquel que era su barrio.

Como una lanzadera para viajes estelares, aquel apartamento era su rampa de lanzamiento y desde el proyectaba sus anhelados viajes transoceánicos; el espacio de aquellos poco más de cien metros cuadrados estaba dividido en tres habitaciones de las cuales tan solo una estaba amueblada y que le servía de dormitorio, un par de baños, la cocina apenas utilizada ya que nunca comía en casa y un salón comedor en el que la protagonista era su última adquisición, un enorme televisor de 55 pulgadas de pantalla curva, una delicatesen tecnológica de reciente aparición en los mercados y por la que había pagado un buen dinero, frente a ella un gran sofá de tres cuerpos con diseño italiano completaba todo el mobiliario de la estancia, no necesitaba más.

En aquel barrio se escuchaba el silencio, el tráfico rodado quedaba en otra dimensión, a poco que te adentraras en el gran jardín lineal que cruzaba la ciudad, las grandes vías quedaban por encima de tú cabeza perdiendo todo su protagonismo y sus malas influencias; era como estar en otro lugar, a mucha distancia de donde realmente estabas y todo a un salto de mata de su casa. Aquel entorno era un ente recuperador, recuperador del alma, recuperador de los sentidos, recuperador espiritual; allí podías olvidarte de todo, alejarte de todo…

Y mientras la espuma jugaba con su piel dormida en aquella cálida vasija, el barrio despertaba a una nueva jornada, los comercios levantaban sus persianas preparándose para recibir a sus clientes, los vecinos iban desfilando por sus zaguanes encaminándose a sus diversas tareas y actividades, niños con cara de sueño eran arrastrados por sus madres en busca de la parada del autobús escolar… Él pronto emergería de su balsámico baño y se incorporaría a esa masa humana que poco a poco se ponía en movimiento un día más.

A poco más de trescientos kilómetros de su barrio, en la capital del reino, la ciudad engalanada recibía al nuevo monarca Felipe VI con las calle llenas de gente agitando miles de banderas patrias; tras la jura del cargo en el Palacio del Congreso y una vez coronado, los nuevos Reyes eran aclamados por su pueblo en un colorido recorrido por las calles de Madrid camino del Palacio Real donde harían el tradicional saludo desde el balcón. Todo aquello quedaba lejos de su calle, de su zaguán, de su casa, pero todos los medios se hacían eco del evento en riguroso directo por lo que desde su bañera él no se sentía ajeno a aquel día histórico cuyos sonidos le llegaban desde el televisor.

Una vez en la calle, respiró profundamente e hinchó sus pulmones captando los aromas de aquel entorno en el que solía refugiarse; la luz lo inundaba todo y la mirada podía perderse en la lejanía gracias a los amplios espacios que configuraban aquella zona de la ciudad. Echó a andar con paso relajado, no tenía un destino concreto tan solo se dejaba invadir por la luminosidad y el colorido de aquellos jardines, paseos y avenidas. Todo era nuevo cada vez que pisaba la calle y a la vez familiar, cotidiano, amigable; por mucho que estuviera en aquellas calles, el barrio siempre le sorprendía recibiéndole como el primer día que llegó.


La vida continuaría, los problemas que le acuciaban se irían resolviendo siendo sustituidos por otros igual de acuciantes, el tiempo iría pasando y el seguiría yendo a aquel barrio donde desconectaba de todo, donde se renovaba dejando parte del lastre que arrastraba, donde sus sentido se relajaban dejándose  llevar por los estímulos que aquel entorno producía en su yo más profundo. El barrio era su  talismán, su isla salvadora, su refugio urbano dentro del caos de una ciudad milenaria y allí buscaría el aire que le faltaba siempre que lo necesitara, allí sabía que tenía su burbuja de paz esperándole y allí volvería una y otra vez el resto de sus días.

sábado, 22 de noviembre de 2014

LA CÁRCEL MODELO

La crisis llegó para quedarse, ya eran varios los años de recortes, limitaciones y penurias; los ricos como pasa siempre eran más ricos y los pobres más pobres, la clase media se había pulverizado soportando sobre sus hombros el peso del mal hacer ajeno. 

La gente no podía acceder a una vivienda y quien la tenía, corría el riesgo de ser desahuciado si se retrasaba en el pago, mientras tanto la banca seguía acumulando beneficios a pesar de haber sido rescatada con dinero público tras años de nefastas especulaciones. Personajes insignes que durante décadas habían sido modelo para muchos, se destapaban como grandes evasores de impuestos con enormes fortunas en paraísos fiscales ganadas a base de saltarse todas las leyes y ahí seguían, con grandes mansiones y rodeados de un cortejo de aduladores sin escrúpulos.

En este país de pandereta la lentitud de la justicia según para quien, llegaba a exasperar; todo se eternizaba y mientras tanto muchos se quedaban por el camino esperando que se hiciera justicia con sus asuntos. Los expedientes se amontonaban en los juzgados mientras los casos prescribían con el paso del tiempo, el sistema judicial era tan perfecto y civilizado que muchos presuntos culpables se iban de rositas haciendo clara burla a la sociedad en la que delinquían. Y mientras unos vivían a cuerpo de rey de lo ajeno aprovechándose de amnistías fiscales y otros subterfugios, otros, la mayoría, se las veían canutas para llegar a fin de mes, para atender sus pagos, para encontrar un trabajo ya no digno sino tan solo un trabajo, de lo que fuera.

Y mientras todo esto sigue ocurriendo un selecto grupo de individuos, varios miles en todo el país, pagan sus errores con la falta de libertad en instituciones penitenciarias eso sí, con todas sus necesidades cubiertas a cargo del estado; allí gozan de tres comidas diarias, habitaciones con vistas, biblioteca, gimnasio, instalaciones deportivas, talleres por si sienten la necesidad de llevar a cabo eso que llaman trabajo, tienen atención médica gratuita, derecho al estudio, bis a bis con la parienta para apagar la lívido… y todo pagado con los impuestos de esa gente que no llega a fin de mes, que ha de pelear por una cartilla sanitaria, que no le llega para pagarse la matrícula de sus estudios, que con una comida diaria tiene que apañarse y agradecer lo que comen al banco de alimentos, que no pueden  pagar el alquiler o la hipoteca de su casa… pero ya se sabe, somos un país civilizado y moderno, tan moderno que dejamos que muchos niños pasen hambre, tan avanzado que retiramos las ayudas a la dependencia, tan modélico que permitimos el desahucio de personas mayores dejándolas en la calle y mientras tanto tenemos a la escoria de la sociedad en instalaciones públicas, bien alimentada, con su sanidad cubierta y múltiples opciones para llenar su tiempo libre.


Habrá quien piense que bastante tienen con estar privados de libertad, craso error, la gran equivocación con esta gente es olvidar los motivos por los que están donde están, la gran equivocación con esta gente es permitir que se les apliquen beneficios penitenciarios, la gran equivocación con esta gente es que nunca cumplan íntegras las condenas que se les imponen. La cárcel no rehabilita ni mucho menos ayuda en la inserción social del preso una vez libre, por otra parte que necesidad tiene la sociedad de asimilar a estos marginados, a mi modo de ver ninguna por tanto ¿para qué invertir recursos en ello?

Las instituciones penitenciarias deberían reinventarse para afrontar los retos del nuevo siglo en el que nos hallamos inmersos, la estructura carcelaria está obsoleta y en general demasiado cómoda para los internos; el tránsito de personal y su sociabilidad favorecen el tráfico ilegal y las corruptelas tan implantadas en todos los centros penitenciarios. Por tanto un nuevo modelo de cárceles está siendo necesario, en las que el contacto interpersonal esté restringido, en el que las visitas sean una excepción, en el que los motines sean impracticables y las fugas imposibles, nuevas cárceles sin privilegios, desconectadas del mundo exterior, en las que el que ingrese se convierta tan solo en un código de barras, cárceles automatizadas, mecanizadas, carentes de sentimiento.

Una estructura capsular basada en el modelo esponja sería digna de estudiar; imaginemos una esponja, visualicemos los cientos del celdillas que configuran su estructura, ahora traslademos esa estructura a un complejo penitenciario; cada celda estaría aislada del resto sin conexión física entre ellas, la comunicación entre los inquilinos estaría anulada al no existir espacios comunes en los que interactuar, la alimentación, higiene y necesidades sanitarias se prestarían en la propia celda sin por ello tener necesidad de acudir a ninguna instalación concreta y por tanto se evitaría el tránsito por pasillos y otras dependencias. El contacto entre presos y funcionarios se llevaría a cabo vía telemática, manteniendo el contacto personal tan solo para casos especiales o de extrema necesidad; el centro por tanto aseguraría el completo aislamiento entre los internos no dando lugar a complots, camarillas o las tan habituales mafias carcelarias; el interno en su celda no recibe nada del exterior y nunca podrá comunicarse con el mismo, la celda se sella el día de su ingreso y tan solo se rompe su precinto al cumplir la condena o por motivos especiales.

Dado que este modelo de cárcel carece del régimen de visitas y otros privilegios, su ubicación idónea sería cualquier enclave aislado y de difícil acceso; podría pensarse en un complejo subterráneo ya que la influencia climatológica será irrelevante o submarino, aprovechando plataformas petrolíferas en desuso. Un condenado a cárcel no puede pasar el tiempo jugando al basket, tomando el sol en el patio o tonificando sus músculos en el gimnasio, mientras personas honradas son víctimas de los desmanes de gentes que se saltan la ley a la torera creyéndose impunes a las normas de la sociedad en la que viven.


Un nuevo modelo de cárcel se hace necesaria, un modelo en el que el interno sufra realmente las consecuencias de los actos que lo han llevado allí, en donde la pérdida de libertad sea el menor de sus males, el aislamiento lo tendrá a salvo de malas influencias y tan solo su fortaleza será el arma que podrá esgrimir para superar la prueba que la sociedad le ha impuesto, si no lo consigue a nadie importará.

sábado, 15 de noviembre de 2014

EXPERIENCIA POLINESIA

Por fin llegó la fecha, poco a poco cada día ha ido quedando menos para cumplir un sueño largamente esperado, soltar amarras e iniciar el gran viaje que me lleve a los mares del sur; nuestro medio de transporte será el OideMar, un motovelero mallorquín de algo más de diez metros de eslora botado en un astillero de Pollença hace unos años; la pequeña embarcación ya ha superado en el pasado varios temporales con nota pero el reto que ahora se le presenta por delante, es toda una incógnita de resistencia marinera. La cabina está dotada de todo lo necesario: un camarote en proa con dos literas, una más en popa para el navegante en el lado de babor, un cuarto de aseo reducido pero con todos los elementos necesarios, un salón cuya mesa abatible permite la transformación de esta en una gran cama a estribor y el largo banco a babor que ubica cocina, nevera, despensa y numerosos cajones, todo el habitáculo está repleto de tambuchos y estantes donde llevamos los enseres que poco a poco han ido llegando bordo. Este será  nuestra vivienda y refugio durante los próximos meses y en él conviviremos codo con codo durante muchas jornadas.



Saldremos de Valencia y bordeando todo el sur de la península, atravesaremos el estrecho de Gibraltar rumbo a las Canarias, donde haremos una primera escala disfrutando de algunas de sus islas. Bien aprovisionados y cargados de ilusión, daremos el salto al nuevo mundo cruzando el Atlántico y buscando el canal de Panamá donde esperamos sorprendernos con la majestuosidad de tal obra de ingeniería; una vez en el Pacífico nos recrearemos un tiempo en Ciudad de Panamá visitando a un buen amigo, oriundo de aquellas tierras pero que vive a caballo entre los dos lados del charco.



A partir de aquí el viaje que iniciaremos será toda una aventura, con rumbo suroeste iremos derivando hasta encontrar la isla de Pascua donde tenemos pensado quedarnos una temporada, allí intentaremos adentrarnos en la cultura de aquellas gentes y aprender sobre los misteriosos moais; una vez satisfecha nuestra curiosidad y dado que no nos marcamos plazos ni horarios encorsetados, zarparemos rumbo a nuestro destino final, la gran Tahití y sus islas satélites en las cuales  pensamos establecernos.



Cruzaremos el Pacífico con la mirada puesta en el horizonte a la espera de ver aparecer ante nuestros ojos, la silueta inconfundible de aquellas tierras volcánicas rodeadas por lagunas de aguas cristalinas, la exuberancia de su vegetación contrasta con los azules de los mares sobre los que se asientan y la población, siempre hospitalaria, recibe al visitante con una sonrisa en los labios. Tahití y su capital Papeete, serán nuestra primera escala en las islas; mucho hemos leído y visto a través de la red sobre esta ciudad cosmopolita, puerta de entrada al paraíso polinésico, pero estamos seguros de que lo que allí encontraremos, superará con creces todas nuestras expectativas.



Ya estamos deseosos de atracar en sus muelles y darnos un paseo por el Boulevard de la reina Pomaré, tomar una picada en cualquiera de las típicas roulottes en La Costanera o relajarnos a la sombra de las palmeras en el Parc Bougainville frente a la laguna; lo vemos con los ojos de la imaginación y aún tenemos miles de millas de navegación por delante, todo un reto que cumplir y que estamos a punto de iniciar. Todo puede cambiar una vez allí pero nuestra intención es instalarnos en la vecina isla de Moorea y para ello tenemos echado el ojo a un fondeadero en la bahía de Cook al norte de la isla, aquella zona es tranquila a pesar de la proximidad de algunos resorts de lujo con sus característicos bungalós overwater.


Una vez encontremos en tierra firme algo donde vivir, aquella zona será nuestra base de operaciones durante los próximos años, desde allí saldremos una y otra vez para recorrer los diferentes archipiélagos y allí regresaremos cada vez en busca de descanso y avituallamiento. No hay nada como ser dueño del tiempo, allí no habrá horarios laborales, ni fines de semana, ni finales de mes, todo serán unas largas vacaciones en las que esperamos conectar con la naturaleza y la cultura de aquellas tierras mientras otros en el viejo mundo, seguiréis acudiendo a vuestros monótonos trabajos, dando clases en la universidad y haciendo juegos malabares con el saldo de la tarjeta visa.


En nuestro diario de objetivos a cumplir están el conocer todas y cada una de las islas del archipiélago de la Sociedad, recorriendo sus enclaves arqueológicos y visitando los principales maraes, Bora Bora considerada la perla del Pacífico está marcada en grande entre nuestros destinos destacados pero también Huahine y las islas hermanas de Raiatea y Taha’a; saltaremos al archipiélago de las Tuamotu y allí exploraremos los grandes atolones de Rangiroa y Fakarava acercándonos al famoso Lagon Bleu donde nos deleitaremos con sus famosos fondos marinos; las islas Marquesas también ocuparán un tiempo importante en nuestro viaje, tan distintas y alejadas del resto.



El viaje Valencia-Papeete incluidas las escalas técnicas y estacionales, calculamos durará alrededor de un año, la permanencia en aquellas tierras vendrá dada por el desarrollo de los acontecimientos pero se presume será prolongada. Los satélites serán nuestra fuente de comunicación durante muchas jornadas en las que perdidos en la inmensidad de los océanos, iremos abriendo ruta cada vez más cerca del paraíso. Es nuestra intención crear un blog en el que iremos relatando nuestras experiencias a lo largo del que consideramos será el viaje de nuestras vidas, compartir nuestro día a día enriquecerá esta experiencia extraordinaria; esperamos que os guste como estamos seguros nos gustará a nosotros.

sábado, 8 de noviembre de 2014

FELICIDAD ¿REALIDAD O FICCIÓN?

Y uno pregunta ¿es usted feliz? A lo que el otro le responde ¿usted me ha visto cara de idiota? A menudo la felicidad pasa junto a nosotros pero lo hace de puntillas, sin armar ruido, sin querer llamar la atención y es por ello que casi siempre pasa desapercibida; los momentos buenos pasan mientras tenemos puestos nuestros sentidos en otras cosas y solo llegamos a apreciarlos con el paso del tiempo. Son instantes fugaces, efímeros, en blanco y negro o en color, en la playa o la montaña, en el campo o la ciudad, en un parque, en una calle, en un banco del jardín, la felicidad te azota cuando no la esperas y no la puedes atrapar.

El latigazo de felicidad es sutil, suave como el terciopelo, rápido como el rayo y tras él queda una sensación de incredulidad, uno no es consciente de haberlo experimentado pero se siente bien aun no sabiendo la causa,  pues a veces son pequeñas cosas las que dan origen al latigazo feliz. Si pusiéramos en una balanza los grados de felicidad e infelicidad del mundo,  está claro que ganarían por goleada los segundos, estos suelen ser mucho más abundantes y prolongados en contraste con los momentos puntuales de felicidad.


Nacimientos, bodas, aniversarios y un montón más de acontecimientos sociales son a priori momentos felices pero no siempre es así; muchas veces la responsabilidad adquirida y los compromisos impuestos por el acto protocolario, anulan en gran medida las dosis de felicidad que por lógica debieran envolvernos. Uno va por la vida sin plantearse la cuantía de su felicidad, en ocasiones pensar en ello puede ser frustrante y desesperanzador; con mucha frecuencia uno nunca tiene lo que cree merecer, en unas ocasiones faltan habilidades, en otras oportunidades, en algunas reconocimiento… todo ello puede llevar a un estado de infelicidad crónica que en estos casos es claramente manifiesta.

Volviendo a la efimeridad del latigazo feliz, cuando uno llega a darse cuenta este ya ha pasado y su huella ya solo es un recuerdo lejano, esto hace que tan solo podamos saborear un recuerdo en vez del momento que lo ha creado; agazapados dentro de nuestra cabeza guardamos en la memoria momentos ilustres en los que fuimos felices, pequeños fotogramas nos permiten ver caras y lugares que fueron protagonistas de esos instantes mágicos, cortos guiones que querríamos hacer eternos pero que duraron escasos segundos en nuestra existencia.


Nadie puede prepararse para la felicidad pues prepararse es esperarla y esta nunca se sabe cuándo llegará en el caso de que apareciera, como las sorpresas es imprevista  y por ello cala hondo en las vidas de quienes tienen la suerte de recibirla; la felicidad puede llegar a ser un estado de abobamiento manifestado por un latir más intenso de los corazones, un brillo más cristalino de unos ojos que pueden llegar a humedecerse así como unas manifestaciones corporales más desinhibidas como risas bobaliconas, caída de baba entre gritos con sordina e intensas ganas de abrazar al prójimo.

La desdicha es más abundante que la felicidad ¿Quién ha dicho que tengamos que ser felices? ¿Quién determina cómo y cuando llega la felicidad? Todo es una incerteza pero está claro que sufrir sufriremos, eso está garantizado, tan solo podemos elucubrar sobre cuanta felicidad estamos dispuestos a recibir, del mismo modo habrá que valorar los méritos hechos para recibirla que en ocasiones son más bien escasos.


Uno puede ser feliz viendo el vaivén de las olas, sentado en una toalla sobre la arena o leyendo un libro en una terraza pero ¿se es consciente de esa felicidad? normalmente no y por tanto pasa desapercibida. Uno puede ser feliz viendo una cara bonita, teniendo una conversación con los amigos o paseando con un ser querido pero ¿llegas a darte cuenta de lo especial de ese momento? normalmente no y por tanto no sabemos retenerlo.

Quizás esté en esa falta de consciencia el secreto que nos lleva a ser felices con el recuerdo de esa felicidad efímera, fugaz e imperceptible, quizás en  no darnos cuenta de ella en el momento que se produce esté la esencia de la misma felicidad.

sábado, 1 de noviembre de 2014

LA AMIGA MUERTE

Dicen que “quien tiene un amigo tiene un tesoro”, un amigo, un buen amigo o amiga es una continuidad de nuestra alma, con ellos se puede estar sin más, con ellos no son necesarias las palabras, el silencio compartido y cómplice basta para llenar el vacío. El buen amigo es una válvula de escape para nuestras desdichas con el que sabemos podemos contar, es una pieza fundamental en nuestras alegrías con el que necesitamos compartirlas, es un bálsamo que con sus consejos y opiniones suaviza nuestros momentos comprometidos ayudándonos a superarlos, es una parte básica en el motor de nuestra existencia.

En ocasiones la vida se tuerce y nos lleva por derroteros impensables, las cosas no salen como uno quisiera y quedan fuera de nuestro control, el desánimo puede llegar a instalarse en nuestro yo terrenal quedando ajeno a la vida que nos rodea; en esos momentos de negrura existencial la luz de un buen amigo puede devolvernos al camino y acompañarnos en su recorrido. Durante el trayecto su mera compañía ya será una muleta en la que apoyarnos y llegado el momento, el uno junto al otro avanzaremos más rápidos y seguros.

La serenidad de un amigo hará más armónico nuestro pulso, los problemas compartidos con él perderán tensión aunque no se resuelvan, pensar en voz alta junto a él aligerará nuestra angustia y nuestro temor pues será una esponja que absorberá parte de nuestras malas energías. El buen amigo estará a nuestro lado en los buenos momentos y también en los malos, nos dejará espacio cuando lo necesitemos y encontraremos su proximidad sin tener que pedírsela pero a veces eso no será suficiente.

En ocasiones las tinieblas pueden oscurecer el cielo, el desánimo asentar con fuertes raíces en el averno de nuestra alma y la chispa vital que un día brilló con fuerza no encontrar el oxígeno necesario para seguir brillando; la mente que no encuentra consuelo cierra sus fronteras y se aísla del mundo que la rodea, mientras tanto, poco a poco, los conductos con el medio exterior van cerrando sus válvulas de conexión hasta conseguir una total incomunicación. Uno ya no siente, ya no expresa, ya no pide ni reclama, tan solo respira y aguarda en silencio la llegada de su amiga, esa que sin hacerse presente siempre está a nuestro lado, vigilante, al acecho, dispuesta a darnos su abrazo eterno.

La amiga muerte no tiene horas ni periodos de descanso, no entiende de compromisos ni aplazamientos, su horario es la vida de la cual se alimenta y en esa vida, convive entre nosotros cobrándose a diario su macabro peaje. La amiga muerte nos elige o la buscamos, ella siempre estará dispuesta a aceptar nuestro baile y como una amante ansiosa de amor, se dejará llevar al ritmo que le marquemos. Ella no tiene prisas pues sabe con certeza que será nuestra última pareja, con ella cerraremos el baile de nuestra vida sin preocuparnos por perder el paso.


Nuestra última cita con la amiga muerte podrá ser  prolongada o fugaz pero nunca indiferente pues será definitiva, será la cita de nuestra vida, la que nadie podremos eludir llegado el momento pero si adelantar si ese es nuestro deseo, ese último compromiso está marcado en el calendario de cada existencia y es una cita ineludible e intransferible. En ocasiones el abrazo de la amiga muerte será una liberación que nos permitirá soltar el lastre que nos tiene atados a esta vida, dándonos alas para volar hacia la eternidad, en esta los dioses nos recibirán como a uno más de sus soldados y pasaremos a formar parte de sus ejércitos de inmortales.

sábado, 25 de octubre de 2014

CODICIA Y PODER

Algo me lleva a pensar que para dedicarse a la política uno tiene que llegar con las alforjas ya llenas, eso evita la tentación de cubrir las carencias que uno tiene desde una posición de poder (aunque aquí últimamente unos cuantos adinerados se están hinchando); está claro que dentro de  un rebaño siempre puede extraviarse algún cordero pero es curioso que en este país le haya pasado a un buen número de los miembros de la manada y curiosamente todos ocupando puestos destacados.

En el horizonte del pasado Guerra, Roldán, Naseiro, Gil y Gil; hoy más próximos en el tiempo Roca, Julián Muñóz, su ex y la folclórica, Bárcenas, Matas, Urdangarín, Blasco, la saga Pujol, el cortijo de Andalucía y un buen número de sus capataces… A todos estos habría que añadir un sinfín de peones que  siempre se han movido entre bambalinas y a los más listos que, utilizando subterfugios variados, han sabido dar esquinazo a la justicia. ¿Qué eran todos estos individuos antes de entrar en política? Algunos no tenían ni el bachiller.


El suma y sigue es constante y todos los días se destapa algún pufo en cualquier punto de nuestra geografía; sobornos, tráfico de influencias, blanqueo, malversación, evasión de capitales, cobro de comisiones y así un largo etcétera de apaños clandestinos y de turbia procedencia. Hay casos clamorosos de fragante delito, hasta los propios implicados han confesado sus trapicheos, aun así el estado es lento en su proceder y pasan los meses entre declaraciones, apelaciones, recursos y un sinfín de triquiñuelas legales que hacen desesperar al honrado ciudadano.

Y tras el fugaz verano se inicia un nuevo curso político, el último que culminará con las elecciones municipales, por tanto unos partidos y otros pronto encenderán sus ventiladores y empezarán a repartir la basura de sus corruptelas por todos los rincones del país; entre puya y puya unos alabarán los logros conseguidos y el esperanzador futuro que se vislumbra mientras otros, echarán por tierra las medias verdades y solo incidirán en lo no conseguido, lo no cumplido, lo no adecuado a sus selectos intelectos.

Una nueva estirpe de aspirantes empezarán a darse codazos para poder alcanzar un puesto en las nuevas listas electorales, que su nombre figure en las papeletas puede arreglarles el futuro y en algunos casos también el de sus familias así pues, la lucha se promete encarnizada, sin cuartel; mientras tanto el ciudadano de a pie acudirá de nuevo a las urnas llegado el momento, a sabiendas de que con total seguridad volverá a ser defraudado por sus elegidos, es el juego político que hace suyo el famoso refrán “prometer hasta meter, luego de metido nada de  lo prometido” pero ya se sabe que la condición humana tiene un ramalazo de masoquismo y propensa al sufrimiento gratuito.

Ocho meses nos quedan por delante de promesas y buenas intenciones, de reproches y denuncias, de acusaciones y mea culpas, nuevos escándalos se destaparán pues el periodo que se abre es propenso a ello y mientras tanto los casos abiertos continuarán con su duerme velas particular, eternizándose en el tiempo y dando juego a la vida para ir descontando jornadas a unas existencias poco ejemplares.

jueves, 16 de octubre de 2014

EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO

El celular emitió dos pitidos y su pantalla se iluminó mostrando un nuevo mensaje en la bandeja de entrada, él dormía y a duras penas tanteó con su mano sobre la mesita de noche buscando la fuente del sonido. Era un whatsap de ella confirmándole que podían pasar el día juntos; él había esperado esa llamada durante toda la semana y ahora tras leer el escueto mensaje, no daba crédito a su suerte. Aquellas cuatro palabras “llegaré a las once” le habían alegrado la mañana.

Aun faltaban dos horas para su encuentro así que siguió tendido boca arriba con el celular entre las manos, ya no podía dormir, la imagen de su amiga llenaba todo el campo visual dentro de su cabeza; aún con los ojos cerrados la veía tan cerca que podía tocarla con tan solo estirar los brazos, aquel encuentro era largamente esperado y en tan solo dos horas la tendría allí, a su lado.

Al inicio del verano no podía imaginar en pasar un día juntos, se resignaba a sus largas ausencias limitándose a su recuerdo. Normalmente nunca tenía noticias suyas de ahí la sorpresa de su mensaje. Es verdad que antes del verano le había dicho que le llamaría pero también lo había dicho otras veces y nunca ocurrió. Debía prepararse para un gran día en el que todo tendría que ser perfecto.

Ella apareció radiante un poco pasadas las once, enfundada en sus jeans y con una camiseta blanca parecía flotar sobre el suelo cuando se dirigió hacia él; su rubio cabello estaba anudado en una larga coleta que se balanceaba con un rítmico movimiento acariciando su espalda, de su hombro colgaba un bolso de mimbre en el que asomaba una toalla de color verde esmeralda haciendo juego con sus ojos, era una diosa en movimiento y venía dispuesta a pasar el día con él. Al verse se sonrieron, enlazándose en un abrazo de complicidad que incluía beso de bienvenida y miradas de escrutinio.

Aquella mañana fueron a una pequeña cala de fondos pedregosos y aguas transparentes como el cristal, estaba a las afueras del pueblo y era poco concurrida por su difícil acceso; él sabía que le iba a gustar y estaba loco por verla en biquini y ver sus evoluciones bajo el agua, le constaba que era buena nadadora. Cuando llegaron al diminuto enclave este estaba desierto cosa que agradecieron, el agua apenas levantaba espuma en la orilla y todo allí respiraba naturaleza; extendieron las toallas y ella sacó de su cesto un tubo de crema protectora, en un visto y no visto se había quitado la ropa y se untaba la crema por todo su cuerpo, “quien fuera crema” pensó él. No perdía detalle de aquel cuerpo tan próximo y tan bien proporcionado, sus pliegues, sus contornos y las zonas que ocultaban el pequeño biquini encendían sus pasiones, ella lo pilló mirándola y sonrió pícaramente, le lanzó el tubo de crema invitándolo a protegerse.

Sin pensárselo mucho se metieron en el agua salpicándose el uno al otro entre risas y gritos, cuando la profundidad del agua alcanzaba ya cierto nivel desaparecieron bajo su superficie y ambos se adentraron por los nítidos fondos marinos de aquella cala desierta. Jugaron a pillarse, a ver quien tocaba el fondo antes de los dos, se detenían en misteriosas oquedades que exploraban con curiosidad, se cogían y se soltaban con gestos que iban más allá de la simple amistad hasta que se unieron en un abrazo submarino en el que sus pieles de adaptaron la una a la otra.


Sus labios estaban a punto de fundirse en un solo beso cuando un ruido brusco, violento, acompañado de un aroma fétido y nauseabundo le hizo abrir los ojos, estaba tumbado en la cama de una habitación en sombras que pronto reconoció como suya; aquel inoportuno pedo matutino lo había sacado de su ensoñación de la forma más incómoda, la imagen de su amiga en la playa a punto de ser besada se esfumó en un abrir y cerrar de ojos, y él quedo mirando al techo con una sensación agridulce en la cabeza. Pronto aquel sueño vivido con tanta intensidad se volvió borroso y tan solo la imagen de su rostro quedó anclada en sus neuronas, la playa, el mar y su cuerpo semidesnudo, desaparecieron de un plumazo y él siguió mirando un techo en penumbra que ya empezaba a clarear. Tras retozar un buen rato recreándose en el recuerdo de su amiga, al final se hizo el ánimo y se incorporó para ir al baño, no más de tres pasos, una vez allí y después  de una larga meada, se sacudió convenientemente aquel trozo de carne babeante y se volvió a la cama para seguir durmiendo y quizás,  volver a atrapar el sueño de aquella noche de verano.

martes, 7 de octubre de 2014

LOS LOOKS DE LENKA

Como cada año el Pistacho nos traía caras nuevas, entre ellas predominaban las chicas del este de Europa, quizás en ello tenía mucho que ver Irena, la mujer de Javi el dueño, de origen lituano ella debía ser quien llevara a cabo los casting para seleccionar al personal. La verdad es que formaban un buen equipo, solían estar los de siempre más un plus que eran la novedad de cada temporada; este año Lenka formaba parte de este segundo grupo.

Lenka era de la República Checa, no me preguntéis como estas chicas acaban recalando en este pequeño pueblo costero pues año tras año también me hago esa pregunta; su turno empezaba a media tarde y se prolongaba hasta bien entrada la madrugada, en el Pistacho se echaban horas para aburrir pero había que aprovechar pues la temporada de verano cada año era más corta. Tenía a su cargo el ala norte de la terraza y en plena faena, allí no había un momento de respiro pero ella se desenvolvía bien.

Si algo caracterizaba a esta mujer era su simpatía y su eterna sonrisa, era amable y atenta a rabiar, todos los que iban a su sector estaban encantados con ella pues desprendía una familiaridad que era de agradecer. Cuando todos estaban servidos, ella se situaba en un punto estratégico del local barriendo las mesas con la mirada pendiente de cualquier solicitud, Lenka era eficaz y se le notaba, sabía estar donde se la necesitaba en el momento oportuno.

Mi amiga María que siempre recalaba por las mesas a su cargo, era una incondicional de Lenka y hablaba maravillas de ella en cuanto a sus dotes de sociabilidad y atención, su marido Fernando era de la misma opinión y siempre la dejaban en buen lugar. Nosotros no tuvimos muchas ocasiones de recibir sus atenciones pues casi siempre nos poníamos en el corner o en el ala sur, atendidos ambos por otros compañeros, pero siempre era un placer verla transitar entre las mesas.

Lenka tenía un look atractivo, siempre con los cabellos anudados en una coleta y sus ojos correctamente maquillados, eran unos bonitos ojos; la conocimos con el pelo rojizo a juego con el pequeño delantal que lucía todo el personal, sus andares le conferían un movimiento a la coleta que hacía adivinar una bonita cabellera prisionera de una opresora cinta, se la identificaba al instante. Una tarde nos sorprendió, su color de pelo había cambiado abandonando el rojo fuego con el que nos tenía acostumbrados, a partir de ahora la veríamos de morena, un moreno azabache que le quedaba genial; al llamarle la atención sobre su cambio me confesó que desde los doce años cambiaba su look cada seis meses, me hizo gracia esa manía y eché de menos no haber visto algún otro de sus formatos.


Con el declive del verano aquellas chicas venidas del este fueron desapareciendo del Pistacho al igual que lo hicieron los clientes, el pueblo costero fue quedando vacío mientras la bahía impasible fue adentrándose en un nuevo otoño. La próxima temporada estaba por venir y con ella llegarían rostros nuevos de fuera de nuestras fronteras pues esa era la tónica de la emblemática heladería, nosotros mientras tanto nos perderíamos entre los vericuetos de la ciudad en actividades anodinas y anhelos imposibles, la playa quedaría lejos durante muchos meses a la espera de nuestro regreso.

martes, 30 de septiembre de 2014

LAS MAÑANAS DE WI-FI

Era la tónica del verano, había llegado a convertirse en rutina y con ella llenábamos nuestras mañanas estivales. Tres eran los elementos que conformaban esta rutina veraniega; paseo marítimo con su correspondiente sofoquina tanto a la ida como a la vuelta, puesto de baño adaptado donde airearnos y departir con el personal, terraza del Pistacho en la que hidratarnos y reponer fuerzas.

La actividad se iniciaba un poco antes del mediodía, tampoco había que abusar de nuestros cuerpos, junto a la palmera H nos reuníamos a la hora D, y allí empezaba nuestro peregrinaje bajo un sol de justicia no atemperado por la escasa brisa de la bahía. Nuestro destino el chamizo que junto al mar daba sombra a una plataforma de tablas en la cual estaba instalado el punto de baño adaptado, nosotros éramos de secano pero nos gustaba ir allí y conversar con los compañeros y monitores.

Mientras charlábamos esperábamos a que salieran del agua, o los sacaran, los más amiguetes que siempre estaban a remojo cuando llegábamos, poco a poco iban apareciendo de entre las aguas arrastrados en las sillas anfibias por Javi o Nadia, Fernando, la reinona María de Navas, Concha y Carlos, todos con una sonrisa en los labios y directos a las duchas donde a modo de un tren de lavado,  les daban una pasada con agua dulce.

Una vez ya sentados en sus respectivas sillas y secos, la conversación daba sus últimos coletazos mientras continuaba el trasiego de carne humana hacia el mar o desde este al puesto de baño, era un ir  y venir continuo el de las sillas anfibias que con sus flotadores amarillos surcaban las olas adentrándose en las aguas de la bahía. Nosotros concluíamos la segunda etapa y nos disponíamos a culminar la mañana trasladándonos a la terraza del Pistacho, nuestra oficina veraniega.

Teníamos nuestra mesa, era nuestro lugar de trabajo, ya cuando nos veían llegar apartaban las sillas y encendían el gran ventilador que lanzando una nube de agua vaporizada nos refrescaba el ambiente. Las mañanas de trabajo en la terraza del Pistacho eran amenas, se notaba el entorno wi-fi pues allá donde miraras veías gente en las mesas con sus tabletas o portátiles poniéndose al día en sus redes sociales; era curioso ver en una misma mesa a tres o cuatro personas sin hablarse cada una enfrascada en su dispositivo, el aislamiento social e interpersonal al que nos han llevado las nuevas tecnologías era evidente.

Lydia era nuestra camarera personal, siempre sabía lo que queríamos y sus compañeras sabían que nuestra mesa era suya; tomando nuestros granizados y cafés del tiempo actualizábamos nuestros iPads y móviles, siempre había algún programa que descargar, algún detalle que aprender, algún dato que buscar. Entre descarga y descarga comentábamos el transcurrir del verano, los próximos proyectos o las batallitas pasadas, llenábamos el tiempo de aquellas mañanas con charlas desenfadadas y silencios relajantes.

Las mañanas de wi-fi eran un momento señalado en cada jornada, allí veíamos el trasiego de clientes y personal que sobre todo en fines de semana, echaban horas para aburrir pues aquel templo del helado apagaba las luces a las tres de la madrugada. Nosotros nos retirábamos a la hora de comer pero en más de una ocasión hacíamos doblete volviendo por la tarde  o noche, tomar una pizza tras unas picadas previas y rematar con un contundente batido de chocolate era todo un ritual.


El recuerdo de las mañanas en la terraza del Pistacho, su ritmo pausado y tranquilo, la calidez de su personal y los momentos allí pasados, nos acompañarían durante los largos meses de invierno en nuestros respectivos lugares de residencia habitual. Los primeros días de septiembre marcarían el declive de una nueva temporada y pronto toda aquella franja costera pasaría de la ebullición al olvido convirtiéndose un año más en una ciudad fantasma.