sábado, 1 de noviembre de 2014

LA AMIGA MUERTE

Dicen que “quien tiene un amigo tiene un tesoro”, un amigo, un buen amigo o amiga es una continuidad de nuestra alma, con ellos se puede estar sin más, con ellos no son necesarias las palabras, el silencio compartido y cómplice basta para llenar el vacío. El buen amigo es una válvula de escape para nuestras desdichas con el que sabemos podemos contar, es una pieza fundamental en nuestras alegrías con el que necesitamos compartirlas, es un bálsamo que con sus consejos y opiniones suaviza nuestros momentos comprometidos ayudándonos a superarlos, es una parte básica en el motor de nuestra existencia.

En ocasiones la vida se tuerce y nos lleva por derroteros impensables, las cosas no salen como uno quisiera y quedan fuera de nuestro control, el desánimo puede llegar a instalarse en nuestro yo terrenal quedando ajeno a la vida que nos rodea; en esos momentos de negrura existencial la luz de un buen amigo puede devolvernos al camino y acompañarnos en su recorrido. Durante el trayecto su mera compañía ya será una muleta en la que apoyarnos y llegado el momento, el uno junto al otro avanzaremos más rápidos y seguros.

La serenidad de un amigo hará más armónico nuestro pulso, los problemas compartidos con él perderán tensión aunque no se resuelvan, pensar en voz alta junto a él aligerará nuestra angustia y nuestro temor pues será una esponja que absorberá parte de nuestras malas energías. El buen amigo estará a nuestro lado en los buenos momentos y también en los malos, nos dejará espacio cuando lo necesitemos y encontraremos su proximidad sin tener que pedírsela pero a veces eso no será suficiente.

En ocasiones las tinieblas pueden oscurecer el cielo, el desánimo asentar con fuertes raíces en el averno de nuestra alma y la chispa vital que un día brilló con fuerza no encontrar el oxígeno necesario para seguir brillando; la mente que no encuentra consuelo cierra sus fronteras y se aísla del mundo que la rodea, mientras tanto, poco a poco, los conductos con el medio exterior van cerrando sus válvulas de conexión hasta conseguir una total incomunicación. Uno ya no siente, ya no expresa, ya no pide ni reclama, tan solo respira y aguarda en silencio la llegada de su amiga, esa que sin hacerse presente siempre está a nuestro lado, vigilante, al acecho, dispuesta a darnos su abrazo eterno.

La amiga muerte no tiene horas ni periodos de descanso, no entiende de compromisos ni aplazamientos, su horario es la vida de la cual se alimenta y en esa vida, convive entre nosotros cobrándose a diario su macabro peaje. La amiga muerte nos elige o la buscamos, ella siempre estará dispuesta a aceptar nuestro baile y como una amante ansiosa de amor, se dejará llevar al ritmo que le marquemos. Ella no tiene prisas pues sabe con certeza que será nuestra última pareja, con ella cerraremos el baile de nuestra vida sin preocuparnos por perder el paso.


Nuestra última cita con la amiga muerte podrá ser  prolongada o fugaz pero nunca indiferente pues será definitiva, será la cita de nuestra vida, la que nadie podremos eludir llegado el momento pero si adelantar si ese es nuestro deseo, ese último compromiso está marcado en el calendario de cada existencia y es una cita ineludible e intransferible. En ocasiones el abrazo de la amiga muerte será una liberación que nos permitirá soltar el lastre que nos tiene atados a esta vida, dándonos alas para volar hacia la eternidad, en esta los dioses nos recibirán como a uno más de sus soldados y pasaremos a formar parte de sus ejércitos de inmortales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario