Algo me lleva a pensar que para dedicarse a la política uno
tiene que llegar con las alforjas ya llenas, eso evita la tentación de cubrir
las carencias que uno tiene desde una posición de poder (aunque aquí
últimamente unos cuantos adinerados se están hinchando); está claro que dentro
de un rebaño siempre puede extraviarse
algún cordero pero es curioso que en este país le haya pasado a un buen número
de los miembros de la manada y curiosamente todos ocupando puestos destacados.
En el horizonte del pasado Guerra, Roldán, Naseiro, Gil y
Gil; hoy más próximos en el tiempo Roca, Julián Muñóz, su ex y la folclórica,
Bárcenas, Matas, Urdangarín, Blasco, la saga Pujol, el cortijo de Andalucía y un
buen número de sus capataces… A todos estos habría que añadir un sinfín de
peones que siempre se han movido entre
bambalinas y a los más listos que, utilizando subterfugios variados, han sabido
dar esquinazo a la justicia. ¿Qué eran todos estos individuos antes de entrar en
política? Algunos no tenían ni el bachiller.
El suma y sigue es constante y todos los días se destapa
algún pufo en cualquier punto de nuestra geografía; sobornos, tráfico de
influencias, blanqueo, malversación, evasión de capitales, cobro de comisiones y
así un largo etcétera de apaños clandestinos y de turbia procedencia. Hay casos
clamorosos de fragante delito, hasta los propios implicados han confesado sus
trapicheos, aun así el estado es lento en su proceder y pasan los meses entre
declaraciones, apelaciones, recursos y un sinfín de triquiñuelas legales que
hacen desesperar al honrado ciudadano.
Y tras el fugaz verano se inicia un nuevo curso político, el
último que culminará con las elecciones municipales, por tanto unos partidos y
otros pronto encenderán sus ventiladores y empezarán a repartir la basura de
sus corruptelas por todos los rincones del país; entre puya y puya unos
alabarán los logros conseguidos y el esperanzador futuro que se vislumbra
mientras otros, echarán por tierra las medias verdades y solo incidirán en lo
no conseguido, lo no cumplido, lo no adecuado a sus selectos intelectos.
Una nueva estirpe de aspirantes empezarán a darse codazos
para poder alcanzar un puesto en las nuevas listas electorales, que su nombre
figure en las papeletas puede arreglarles el futuro y en algunos casos también
el de sus familias así pues, la lucha se promete encarnizada, sin cuartel;
mientras tanto el ciudadano de a pie acudirá de nuevo a las urnas llegado el
momento, a sabiendas de que con total seguridad volverá a ser defraudado por
sus elegidos, es el juego político que hace suyo el famoso refrán “prometer hasta meter, luego de metido nada
de lo prometido” pero ya se sabe que
la condición humana tiene un ramalazo de masoquismo y propensa al sufrimiento
gratuito.
Ocho meses nos quedan por delante de promesas y buenas
intenciones, de reproches y denuncias, de acusaciones y mea culpas, nuevos escándalos se destaparán pues el periodo que se
abre es propenso a ello y mientras tanto los casos abiertos continuarán con su
duerme velas particular, eternizándose en el tiempo y dando juego a la vida
para ir descontando jornadas a unas existencias poco ejemplares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario