En blanco y negro o en color vives tú historia, esa en la que
solo tú eres el protagonista a pesar de los muchos secundarios que te rodean;
en ella alcanzas logros inesperados que difícilmente habrías imaginado, sufres
amenazas y peligros de los que no sabes
cómo escapar, encuentras amores anhelados de difícil explicación que aun sin
merecerlo consumes en momentos de pasión.
Sin un motivo claro sus ojos verdes golpean una y otra vez
los entresijos de tú atormentada mente aun a sabiendas de que no los volverás a
ver, aquel amor de juventud que aparecía cada noche entre las brumas neuronales
de tú materia gris, se perdió hace mucho entre los avatares de una vida mal
gestionada; la realidad actual se adentraba en tus sueños y esta era más
acuciante e incierta que cualquier otro deseo, marcaba cada minuto de tú vida y
tenía abducida tú voluntad ejerciendo un férreo bloqueo sobre cualquier atisbo
de actividad.
Hacía demasiado tiempo desde que entró en el periodo más gris
de su vida y este parecía no tener fin; el uniforme quedó tirado sobre el
sillón rendido ante el adversario, las armas guardadas en los cajones a la
espera de nuevas misiones que ejecutar acumularían el polvo del olvido y en el
aire un sentimiento de fracaso flotaría impregnando el entorno, dando un
sabor agridulce a toda aquella
situación; aquello se intuía el principio del fin.
Al igual que la climatología adversa, su vida era un continuo
contratiempo y en él respiraba con dificultad sin poder evitarlo; refugiado en
sus sueños los cuales también eran escasos, intentaba soltar amarras y despegar
sin rumbo dejando atrás todo aquel lastre que había ido acumulando sin apenas
darse cuenta y que llevaba minando su existencia los últimos años. Con el motor cascado, la
estructura muy deteriorada y sin apenas combustible aquel viaje se presumía
corto y con un final poco halagüeño pero no por ello dejaba de soñarlo siempre
que tenía ocasión y los hados lo llevaban a las brumas de lo inconsciente.
Antes de despertar debía ver imposibles pues sabía que en cuanto volviera a la
realidad, su realidad, todo volvería a ser gris y anodino; agobiado por un
camino que parecía no tener fin regresaría a experimentar la opresión y la
angustia de unas circunstancias impuestas por ajenos a los que nunca podría borrar de su cabeza. Maldiciendo la hora
en la que no saltó del barco veía como aquel naufragio se estaba haciendo
eterno sin poder hacer nada para ponerse a salvo, todo a su alrededor hacía
aguas y él ya había perdido la capacidad de mantenerse a flote.
Así pues aferrándose cada noche a unos sueños cada vez más
endebles, intentaba prolongar una ficción que lo mantuviera a salvo de su otra
vida, aquella en la que todo había salido mal, aquella en la que todo lo
conseguido estaba desapareciendo, aquella que
prolongada en el tiempo se había convertido en un calvario de la noche
a la mañana. Solo esperaba un estertor
final con el que las escasas energías que aún le quedaban, escaparan de su
maltrecho cuerpo y una vez este estuviera libre de ellas, iniciara el largo
viaje sin retorno al que todos estamos abocados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario