sábado, 28 de noviembre de 2015

DESPROPÓSITOS Y OTROS MENESTERES

Se apagó mi luz y de nuevo vuelvo a mis grises oscuros, las guirnaldas de colores perderán su intensidad y el azul intenso de un mar infinito quedará aparcado por unos meses; la monotonía de mis jornadas volverá a tomar protagonismo sin esperar un sobresalto agradable que haga latir mi corazón con más fuerza.

El trabajo presencial roba a manos llenas mi tiempo regalado y con el hurto quedo huérfano de tiempo para mis escritos, estos, ocultos en un limbo tecnológico deberán esperar momentos oportunos de lucidez e inspiración para seguir creciendo con frases vacías de difícil interpretación.

Solo acontecimientos largamente esperados, romperán la rutina de una vida programada en la que una ausencia de sobresaltos, es de por si un hecho a destacar; encuentros inusuales, sobremesas con vistas, conversaciones intencionadas y sonrisas subliminales quizás abran el cajón del hastío, inyectando nuevos ánimos en un alma adormecida. El clamor de la calle no invita al optimismo y uno, con su precario bagaje, debe atrincherarse ante los acontecimientos que se avecinan.


Muchos frentes donde acudir y pocas ganas de improvisar, agasajar nunca fue mi fuerte y regalar sonrisas amables tampoco; hay quien tiene aprecio por que le regalen el oído, yo en cambio en él tan solo porto algo de cerumen y mucho ruido para acallar los sonidos de siempre, esos que nos envuelven a diario sin decirnos nada interesante, nada que nos haga detenernos y reflexionar.

Algunas voces esperadas mantienen su silencio, un silencio hiriente en ocasiones, un silencio ruidoso que martillea mi cabeza en otras y cuando al fin se hacen presentes, frases fugaces brotan de sus labios sonrosados a velocidad de vértigo, no dando tiempo a la mente dormida a ser consciente de sus palabras. Unos textos perdidos dan testimonio de vidas vividas en un pasado lejano, unos textos inacabados son testigos mudos de instantes de ensueño en los que una mirada ilumina el camino a seguir y así, página sobre página, va elaborándose un anecdotario personal en el que dejar constancia de los chispazos de unas neuronas cansadas y apáticas atrapadas en mi cabeza.

Una pintura indescifrable trae algo de color a una realidad de claroscuros, en ella unos trazos firmes muestran la seguridad de su autora en la obra, rendijas del blanco lienzo sirven de ancla a la explosión de color allí mostrada mientras desde fuera, una mirada ignorante intenta encontrarle sentido a aquel puñado de formas indefinidas que se plasman frente a él. La calle es igual que la obra pictórica, puedes perderte en ella si tan solo te limitas a mirar sin ver, es un todo que debemos saber desgranar en sus partes para así, una vez aisladas, poder analizar en detalle.

Y volviendo a casa la lluvia torrencial lo borra todo, acabando con las esperanzas de un acontecimiento muchas veces ya pospuesto, una vez más deberá suspenderse quedando en el aire su ejecución. El clima burlón nos torea a sus anchas sin darnos tregua, espera agazapado para lanzar su zarpazo el día menos esperado, el menos indicado, el más sensible a su capricho y con él, destroza ilusiones largamente elaboradas, planes gestados con mucho tiempo de antelación pero así se comporta la naturaleza, imprevisible y despiadada, tan solo nos queda el consuelo de la resignación y el ánimo para seguir adelante y volver a intentarlo.

El otoño trajo su manto gris mientras las primeras luces navideñas hacen su aparición en calles y jardines, el ambiente disfrazado de una falsa felicidad nos invita a sumergirnos en un despiadado consumismo que nuestros bolsillos no pueden soportar; Sade suena en el equipo de música y su melodía llena cada rincón de la habitación en la que me encuentro, la mañana avanza inexorable entre idas y venidas por unas calles que ya respiran ambiente navideño y desde mi atalaya veo a las gentes cargadas con los primeros paquetes adquiridos para las fechas señaladas. Días de reuniones y sonrisas forzadas, de abrazos hipócritas y palmadas en la espalda, de falsos besos y miradas con intención, también de encuentros deseados y largamente esperados, de amores anhelados, de risas compartidas, de gestos cómplices…



El año declina y su bagaje habrá sido variado para según quien lo cuente, habrán habido pérdidas personales, también materiales, esperanzas no satisfechas, sueños incumplidos, sinsabores de todo tipo. El año va viendo su fin y con él nuestra existencia se acorta aun no siendo conscientes de ello, pronto será el momento de hacer un nuevo balance en el que plasmar nuestro saldo de resultados y con él presentarnos frente al Hacedor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario