sábado, 30 de mayo de 2015

LA SIRENA SE OLVIDÓ DEL PESCADOR

Desde que la vio por primera vez aquel pescador ya nunca la pudo olvidar, su imagen, su voz, su mirada y su sonrisa, quedaron grabadas en lo más profundo de su alma; desde aquel día siempre estuvo presente dentro de su cabeza no importa donde fuera, lo que hiciera  o con quien estuviera. Era su compañera virtual en los días buenos y su consuelo en los malos, los días de tormenta era su paraguas, los días soleados su parasol, siempre estaba allí con él aun estando lejos, muy lejos; el vasto mar era su mundo y en el no tenía límites ni fronteras, por su inmensidad se movía a su antojo dejándose acariciar por las aguas saladas y caprichosas.

Aquel pescador sombrío vio en ella la luz de su vida y a través de su mirada, descubrió la felicidad que la vida le había negado; siempre que salía a la mar lo hacía con la esperanza de encontrarla, de oír su canto de sirena que lo llevara hasta ella, sentir su proximidad le hacía volver a puerto con el corazón radiante y los ánimos renovados para continuar con su mediocre vida terrenal. Noche tras noche ella nadaba en su imaginación, la veía moverse ingrávida realizando giros imposibles ante sus ojos luciendo una  magnífica figura, su cabello castaño flotaba sobre la espalda alcanzando los límites de su parte humana donde una cintura exquisita se abría a unas caderas de diosa.


Su primer encuentro fue fortuito y fugaz, había oído hablar de ellas, escuchado cuentos y leyendas en tabernas portuarias, sabía que eran seres míticos, custodias y reinas de los fondos marinos pero como la mayoría de las leyendas, albergaban una gran dosis de ficción y poca o nada realidad testable. Aquella noche recogía sus redes dando por concluida la jornada de pesca cuando algo fuera de lo normal llamó su atención, entre los cientos de peces que llenaban sus artes una cola de enormes dimensiones y con un brillo inusual se agitó con furia, al principio pensó que había capturado una buena pieza pero al instante quedó petrificado y a punto estuvo de caer por la borda.

Sin darle tiempo a reaccionar y en medio de la confusión, la red cedió bajo sus embestidas abriéndose un hueco por el que la vio salir, ver su parte humana separando los restos de aquella precaria celda lo dejó atónito pero algo sacudió su alma cuando antes de salir giró su cabeza y sus miradas se cruzaron. Los primeros rayos de sol de aquel amanecer le permitieron distinguir sus ojos verdes, su mirada profunda y una expresión de sorpresa quizás por verse sorprendida; aquellos ojos lo hechizaron y la necesidad de volver a encontrarla se instaló en su vida.

Semanas más tarde, una noche de tormenta, su barco naufragó y el pescador se vio perdido en la inmensidad del mar, agotado y sin fuerzas para mantenerse a flote, se abandonó a su suerte, a lo irremediable,  dispuesto a sucumbir; inerte como una piedra su cuerpo descendía hacia los fondos marinos dejando escapar sus últimos estertores de vida cuando algo tiró de él hacia arriba. Abrió los ojos y ahí estaba ella, su mirada verde esmeralda le infundió vida, aunque aturdido pudo distinguir sus contornos, su larga cabellera, su vigorosa cola plateada.


Se dejó llevar hasta la superficie, notaba la presión de sus manos tirando de él de manera firme pero delicada; recostado sobre ella surcaban las aguas sin importarle su destino, tan solo quería estar allí, con ella, no importaba el donde ni el como, tan solo deseaba tenerla a su lado, notar su cuerpo junto al suyo. No sabría decir cuanto tiempo pasó, despertó sobre la arena de la orilla en una playa desconocida, no sabía como había llegado hasta allí pero lo intuía o ¿acaso lo había soñado?

Pasaron los meses y cada mañana aquel pescador se hacía a la mar con la única esperanza de volver a encontrarla pero el tiempo corría sin saber de ella; buscaba entre las olas cualquier brillo, cualquier forma que pudiera ser una señal de su presencia pero buscaba en vano. Cada día llegaba a casa diciéndose que mañana tendría más suerte, que por fin la encontraría y con su recuerdo en la cabeza cerraba los ojos cada jornada antes de volver a sus brazos durante el sueño reparador.

Tras casi un año de infructuosa búsqueda perdió las esperanzas, llegó a la conclusión de que aquella hermosa sirena de cola plateada se olvidó del pescador, sus deseos de volver a encontrarla se vieron frustrados y con el paso de los días un manto de tristeza ensombreció el ánimo de aquel hombre solitario cuyos  últimos meses vivía solo por ella. Pertenecían a mundos distintos y ninguno de los dos podía subsistir en el del otro, solo aquel barco con el que salía día tras día lo acercaba a ella o eso quería pensar; solo en alta mar, con la única compañía de la luna y las estrellas, aquel pescador le cantaba a las olas en la confianza de que su amada sirena nadando entre ellas, oyera su canción de amor.



Entre la realidad y la ficción, el pescador de sueños soñaba que algún día se reencontraban, ella volvía  a abrazarlo y sus ojos verdes volvían a fijarse en él; su cabeza había creado una burbuja virtual perdida en la inmensidad de los océanos en la cual se veían una y otra vez amándose entre sus dos mundos, buscándose con la mirada… él acudiría siguiendo su canto de sirena y ella estaría esperándolo con cada amanecer. Ella siempre sería se consuelo y este se había convertido en su amor prohibido.

sábado, 23 de mayo de 2015

JORNADA DE REFLEXIÓN

Año electoral, doce largos meses plagados de promesas, reproches, acusaciones, triunfalismo, escándalos… y muy poca autocrítica; los de siempre aferrados a su poltrona defendiéndola a capa y espada ante las andanadas de los nuevos, estos batallando a sangre y fuego por hacerse un hueco en el espacio ocupado hasta ahora por los de siempre. Unos y otros vendiendo humo al sufrido pueblo y este, saturado hasta la saciedad de proclamas y fuegos de artificio.

Doce meses de debates televisivos, de inauguraciones sin licencias, de proyectos faraónicos que nunca verán la luz; trescientos sesenta y cinco días de intrigas, corruptelas, supuestos pactos, desencuentros manifiestos; un largo año de ilusiones y esperanzas para unos pocos, apatía para muchos y desinterés para el resto. Todo un pueblo debatiéndose entre unos y otros, o al menos eso deben pensar ellos, ante el cual se abren unos nuevos comicios de resultados inciertos.

Rostros aparecidos hace poco han inundado los platós de televisión hasta llegar a aburrir, los contertulios de turno les han ido haciendo la ola con tal de exprimir sus sapiencias, muchas utopías y más de lo mismo dicho por otras bocas. Los azules de la gaviota haciendo equilibrios para mantener su cuota de poder a toda vista bien mermada, los rojos de la rosa a remolque de su historia reciente a pesar del pasado respiro andaluz, la clásica hoz y el martillo aunque renovados en su tiempo a punto de desaparecer fagocitados por la nueva izquierda, los más nuevos de los viejos desintegrándose desde el pasado marzo pagando la factura de no haberse aliado con los naranjas y estos, a tenor de las encuestas, subiendo como la espuma y con la vitola de ser necesarios para formar gobierno en muchas ciudades y comunidades autónomas.


Mención aparte para los seguidores del círculo, los morados se las prometían muy felices hace unos meses pero dan la impresión de haber ido perdiendo fuelle con el paso del tiempo; ya no son tan claros favoritos para ser la alternancia del gobierno actual, su discurso ha ido perdiendo frescura quizás por la saturación a la que nos han sometido en el último año, puede que rozaran el éxito demasiado pronto en el tiempo y las encuestas pero demasiado lejano este de los comicios que es cuando importa ir en cabeza.

Sea como fuere todo el pescado está ya vendido y nos encontramos en la curiosa Jornada de Reflexión, a las puertas de meter el papelito en la urna, y digo curiosa por no llamar de otra forma más hiriente  a este día tan peculiar que precede a las elecciones; lo de reflexionar el día previo es la chorrada más grande del panorama electoral, el indeciso no va a ver la luz en ella y el  convencido no va a cambiar a última hora así pues ¿para qué sirven esas veinticuatro horas previas de recogimiento e introversión? Ese día no se permite nada relacionado con el contubernio electoral no sea que algún indeciso cambie de bando a última hora que de hacerlo, demostraría ser el más torpe de la banda.


¿Para qué sirve una jornada de reflexión? o dicho de otra forma ¿sobre qué coño hay que reflexionar? Se imaginan una jornada de reflexión previa al día de la boda o al día de matricularse en una carrera, un día reflexionando si emprender o no el viaje del día siguiente, reflexionar el día de antes si comprar uno u otro modelo de automóvil… se me hace absurdo pensarlo. ¿Por qué en política pues tiene que haber tantas vainas y desvaríos? Como si no tuviéramos bastante ya con los políticos tanto profesionales como de nuevo cuño.

Con cada proceso electoral era típico levantar las alfombras durante las semanas o meses previos aireando las miserias de unos y otros, este año 2015 con cuatro de esos comicios en el calendario estamos asistiendo a un reality show en toda regla, nada que ver con el Deluxe, Gran Hermano o Supervivientes, el día a día político está siendo todo un espectáculo social al que solo le está faltando un poco de sexo y sangre, mucha sangre. Si los del corazón tenían a la Pantoja entre rejas, los otros tenían al Bárcenas, si los primeros lucían a todo un alcalde como Julián Muñoz pringado hasta las cejas, los segundos podían presumir de un Blesa, Rato o un Olivas, que si los Pujol habían trincado en el norte, otros con los ERE lo habían hecho en el sur; en fin todo un reality show que ahora había que gestionar y traducir en las urnas.



Habrá que reflexionar, todo un día para hacerlo, y ojo a equivocarse de sobre cómo hacen algunos congresistas a la hora de pulsar el botón y es que muchos tienen la cabeza en sus cosas sin prestar atención a la actividad por la que se les paga, confiemos en que esta camada de nuevos políticos no pierdan pronto el norte y se conviertan de un día para otro en lo que tanto llevan criticando en los últimos meses y es que ya lo dice el refrán “prometer hasta meter y luego de haber metido adiós a lo prometido”.

sábado, 16 de mayo de 2015

LA HORA DE LOS CUCHILLOS LARGOS

Los tambores se oían en la distancia, pronto las persianas vibrarían bajo el estruendo de una masa enardecida, la hora esperada había llegado y el desenlace final estaba a punto de iniciarse. Los guerreros llevaban tiempo afilando sus largos cuchillos y estaban listos para la inminente masacre, el olor a sangre ya se palpaba en el ambiente y los rostros mostraban el rictus de la tensión acumulada durante las últimas semanas. Aquellos grupos antaño aliados, estaban a punto de batirse en un combate mortal, nadie en la ciudad recordaba un enfrentamiento como aquel en los últimos cuatro años; las disputas se les habían ido de las manos y el asunto ya no tenía vuelta atrás aun a sabiendas de que ambos bandos tenían mucho que perder.

La razón y el sentido común se había eclipsado hacía mucho y ahora tan solo los instintos más turbios dominaban la mente de aquellos gladiadores contemporáneos; el arsenal de armas blancas era cuantioso: machetes de mil formas y tamaños, navajas y exóticas gumias, sables y espadas de todo tipo, picas, lanzas… las armas de fuego estaban prohibidas en la contienda, querían matarse mirándose a los ojos. Solo el más fuerte o más hábil tenía posibilidades de sobrevivir y aun con ello no lo tenía asegurado pues todo podía ocurrir una vez se cruzaran los aceros.


La adrenalina hervía en la sangre acelerando pulsos y corazones cuyos latidos golpeaban con fuerza los pechos acorazados; el ruido de los tambores se fue incrementando a medida que las falanges urbanas del bando opuesto recortaban distancias, pronto estarían frente a sus puertas y el estallido sería total. Los últimos ajustes en las protecciones corporales eran realizados por una tropa que apretaba sus petos, vendaba sus manos y cubría cualquier punto expuesto de su piel con láminas de cuero, placas metálicas o lo más novedoso en protecciones de kevlar.

La suerte estaba echada, el nuevo día solo amanecería para uno de los bandos y aun este, estaría muy mermado tras la batalla. El sol declinaba en el horizonte cuando los que iban a morir salieron a la calle, frente a ellos un grupo de ejército bien pertrechado iniciaba una carga en su dirección, no había tiempo para organizarse pues en cuestión de segundos los tendrían encima. Unos y otros blandían sus armas al tiempo que un grito ensordecedor salía de sus gargantas invadiendo el entorno, todos corrían contra todos y el choque fue brutal.

Los primeros golpes de mandoble no tardaron en llegar, los aceros soltaban chispas en su macabro destino, unos y otros buscaban los cuerpos ajenos intentando cercenar sus vidas; la lucha cuerpo a cuerpo se extendió entre las filas de los fieros guerreros todos ellos ansiosos por ver la sangre del contrario. Los afilados aceros rasgaban las corazas penetrando en la carne, fracturando huesos y destrozando vísceras, pronto el suelo empezó a enfangarse con la sangre y otros fluidos de los contendientes, aquel barrizal orgánico les hacía resbalar cayendo al suelo una y otra vez, momento que el contrario aprovechaba para dar su golpe mortal.


La lucha se prolongaba ya bien entrada la noche, las filas muy mermadas empezaban a notar la fatiga del combate, nadie podía descuidarse pues en cualquier momento y desde cualquier dirección podía llegar el acero que acabara con sus vidas, había que procurar cubrirse las espaldas con un compañero pero no siempre esto era posible. Moverse era complicado dada la cantidad de cuerpos caídos, tropezar era fácil quedando desprotegidos por un instante que de llegar, podía ser el último.

Tras cuatro horas de contienda ya eran muchos los caídos, los lamentos de los heridos se mezclaban con sonidos metálicos procedentes de las armas, vientres abiertos mostraban sus tripas espumeantes y de brillos sanguinolentos esparcidas por un suelo sucio y pestilente; miembros cercenados se veían aquí y allá mientras los cuerpos mutilados de donde procedían, se retorcían de dolor o guardaban un silencio de muerte.

Con las primeras luces del amanecer el ruido de la lucha se fue apagando sin un claro vencedor, en realidad todos habían perdido y el suelo plagado de cadáveres era buena muestra de ello. Los pocos que sobrevivieron acabaron teniendo que pactar unas normas de convivencia, debían corregir lo que no había funcionado en el pasado y mejorar en lo posible aquello que si lo había hecho; cuatro años más se abrían ante ellos y en ese tiempo debían hacer que los caídos no lo hubieran hecho en vano, debían cumplir y hacer cumplir aquello que prometieron a su pueblo con el único fin de que tanto su ciudad como otras muchas, fueran mejores, estuvieran mejor gestionadas, dejando un país mejor para sus hijos del que ellos encontraron.

Con la sangre derramada aquel día debía ser el primero de un tiempo nuevo, las espadas a modo de urnas habían decidido el resultado, mantener los acuerdos ya solo de ellos dependía. Aquel fue un día de votaciones marcado por los aceros y estos, bañados por la sangre de los caídos, permanecerían imperturbables para la historia.

sábado, 9 de mayo de 2015

NECESIDADES INNECESARIAS

La vida si bien la miramos es un acontecimiento sencillo dentro de una complejidad que escapa a nuestro control, está claro que conocer y actuar sobre la parte orgánica de la misma no es una tarea fácil y que pueda llevar a cabo cualquiera, pero dejando a un lado el impresionante complejo biológico, la vida como tal es o debería ser algo sencillo con pequeñas variantes. Tras nacer nos dejamos llevar por los cuidados de otros, un poco más tarde estos otros tutelan nuestros pasos hasta el día en que empezamos a volar con nuestras propias alas; crecemos, adquirimos conocimientos y experiencias, hacemos amigos y nos enamoramos, acabamos una carrera, aprendemos un oficio y en el mejor de los casos encontramos un trabajo….y nos pagan por el; seguimos creciendo, madurando, adquirimos más experiencias, encontramos pareja, nos juntamos o casamos y antes o después nos empreñamos, poniendo en la línea de salida a un nuevo bólido que iniciará su propia carrera.

Seguimos creciendo que ahora ya se dice ir haciéndose mayor, llegamos a la cima de nuestra particular colina vital alrededor de los cuarenta y a partir de aquí iniciamos el rápido descenso de la misma, ahora ya siempre iremos cuesta abajo, comenzamos a aproximarnos a nuestra línea de meta pero con el inconveniente de que no hay premio al llegar a ella aunque, algunos  alcanzan un nivel superior y se dice de ellos que han pasado a mejor vida, imagino que esto irá por barrios, en el mío la palmas y se acabó, no ves  luces de colores ni te reciben cuarenta vírgenes haciéndote la ola, no encuentras un lugar reservado para ti  a la diestra del Señor ni fiesta alguna de recepción con globos y serpentinas, tan solo dos opciones y ninguna buena, o pudrirte en un cajón de pino o bien volatilizarte en una fogata íntima pero en ningún caso te ves sometido a una catarsis o cambio extemporáneo que te haga llegar al más allá pues ¿Qué es eso del más allá? ¿Dónde está ese sitio que no viene en ninguna guía? Si tan bueno fuera seguro que alguien habría hecho propaganda del mismo pero no en aburridas homilías, propaganda de verdad, de la buena, de la que cala en el alma, ¿Qué donde dan esa? Pues donde va a ser en el Google y el Wikipedia, con SMS y videos en Youtube y que yo sepa de eso hasta la fecha no hay nada así que esto me lleva a pensar que el más allá debe ser ficticio o estar muy lejos por lo que nadie ha llegado aun.


Otro aspecto de esa marcha final y que a día de hoy supongo todo el mundo tiene claro es que para ese último viaje las alforjas van vacías, vamos que incluso te vas sin alforjas, como suele decirse uno sale de aquí con lo puesto sobre todo si va a pasar por el hornillo; este último aspecto ha cambiado mucho y va por culturas y épocas históricas pues bien sabido es por las personas cultivadas entre las que incluyo a mis sufridos lectores, que estamos cansados de ver y leer sobre templos funerarios en donde el finado era enterrado con infinidad de enseres, alimentos, animales de compañía e incluso esclavos para hacerle la existencia más plácida en la otra vida, en esa que algunos dicen hay en el más allá y ya estamos otra vez con la misma; suponiendo en el mejor de los casos que efectivamente, hay un más allá ¿Quién nos dice que allí no haya de todo? Incluso puede que más barato; si cada vez que salimos de viaje por largo que este sea, tuviéramos que llevarnos gran parte de lo que tenemos en casa incluso al servicio, sería un caos operativo y económico, con esas premisas casi nadie podría viajar y yo me digo ¿para que llevar al servicio si seguro a donde vamos hay gentes amables esperándonos? Y sigo diciéndome ¿para que llevar tantos enseres si solo me puedo pagar una habitación doble? Y concluyo para mi mismo, mejor ir ligero de equipaje.

Volviendo a etapas anteriores, a momentos durante el largo recorrido por la vida y mucho antes de alcanzar la fatídica línea de meta; consideremos al género humano, sobre todo al supuestamente desarrollado, como tonto del culo y me explico, se dice que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, por desgracia para él no solo lo hace un par de veces sino muchas más y es que el jodido no aprende de sus errores y ya se sabe “quien no conoce la historia está condenado a repetirla” y lo hacen una y otra vez. En su torpeza el hombre para hacerse la vida más fácil se ha rodeado de una serie de elementos que han acabado por esclavizarlo, ya no puede vivir sin ellos y lo que es peor aun, ha dejado en manos de estos la iniciativa y desempeño de muchas funciones vitales que poco a poco el torpe humano ha olvidado desempeñar; muchas de estas comodidades nos han embrujado en un falso bienestar el cual en un momento dado y sin previo aviso, puede desaparecer dejándonos con las manos vacías y torpes de destrezas ¿alguien ha llegado a pensar por un momento lo que sería su mundo si desapareciera la electricidad? Caótico y desesperante, traumático y desalentador, asfixiante y demoledor…
 
Poco a poco hemos ido añadiendo pequeños lastres a nuestra vida cotidiana en forma de tecnología aplicada, diseño ergonómico, novedosos transportes y así un largo etcétera de avances que sutilmente y de manera subliminal nos hacen la vida más fácil y a la vez nos hacen más inútiles y dependientes; quien nos iba a decir hace apenas un par de décadas que todos tendríamos un ordenador o más en casa, que desde nuestra pantalla y en tiempo real accederíamos a cualquier lugar del mundo, que los teléfonos cabrían en la palma de una mano convirtiéndose en una prolongación de la misma, que con simplemente apoyar la yema de uno de nuestros dedos sobre una placa obtendríamos fuego, que podríamos gestionar los elementos de nuestra vivienda con simples órdenes de voz, que llegaríamos a conducir nuestros vehículos sin ni siquiera tocar el volante, que nos moveríamos por el continente con lo que costaba un taxi para cruzar la ciudad, que se podrían dirigir intervenciones quirúrgicas a muchos kilómetros de distancia….. El hombre avanza y en su avance se esclaviza aun sin darse cuenta de ello pues el desarrollo marca su peaje y antes o después querrá cobrárnoslo, es por ello conveniente estar preparados para llegado el día poder pagarlo.


Cuando obsequiamos a nuestro hijo con su primer teléfono móvil con la absurda idea de así tenerlo más controlado, a parte de estar engañándonos a nosotros mismos estamos dándole un regalo envenenado del que ya nunca podrá escapar; a partir de ese momento toda su vida girará en torno al diabólico ingenio, desde el primer momento en que encienda la pantalla quedará embrujado sin antídoto posible conocido, pasando a formar parte de la masa autómata que deambula por nuestra sociedad.



Seamos más personas y menos máquinas, vivamos más la vida por nosotros mismos y no a través de los ingenios que hemos creado, disfrutemos de las cosas sencillas y no busquemos la complejidad tecnológica pues algún día esta puede volverse en contra nuestra, usemos los avances tecnológicos en su justa medida pero no nos dejemos esclavizar por ellos, fomentemos la interacción personal en contra del el aislamiento virtual, disfrutemos de la naturaleza y el aire libre evitando los bunkers domotizados en los que hemos convertido muchos de nuestros hogares; aprovechemos nuestras costas, nuestras playas, nuestros valles y montañas, también nuestras calles y plazas, mezclémonos los unos con los otros creando una masa viva y latente en continuo movimiento, en continua búsqueda, en continuo aprendizaje, ayudémonos, compartamos, abandonemos muchas de esas necesidades innecesarias que torpemente nos hemos creado y que sin darnos cuenta marcan nuestro día a día, solo así haremos más humano este mundo acercándolo a la esencia original del ser humano.

sábado, 2 de mayo de 2015

PERDER LOS PAPELES

La situación lo tenía desbordado; acuciado por las deudas y con la salud quebrada, el conflicto lo había trasladado a su relación familiar la cual se tambaleaba al borde de un punto de no retorno, había traspasado los límites de la coherencia por una vida mal gestionada que ahora le estaba pasando factura, había perdido los papeles.


Así estaba aquel hombre que en un pasado no muy lejano se movía en las altas esferas de su gremio, siempre bien trajeado, como cabeza visible de su mercantil. Asiduo a los órganos de dirección, daba imagen de poderío y trayectoria triunfante; sus subordinados lo veían como al gran jefe, el patrón que dirigía el barco con timón firme criando a su sombra a quien debería ser su sucesor, puesto que curiosamente no iba a recaer en su descendencia directa.

Sin estudios conocidos era del tipo de personas que habían sabido crearse una falsa imagen de hombre de  negocios triunfador, solo los más cercanos a él conocían su verdadera trayectoria y los pasos que lo habían llevado al puesto que ocupaba. La apariencia lo era todo en aquel personaje, caprichoso de la automoción las tapicerías de sus coches, siempre de gama alta, no llegaban a coger polvo pues cambiaba de volante con demasiada frecuencia. Las carrocerías siempre impecables eran una prolongación de su imagen social.


Llegó el día en el que su castillo de naipes se vio agitado por los avatares del momento y sus cimientos no soportaron el tsunami coyuntural haciendo que todo su imperio se desmoronara; la previsión no había sido su fuerte y de pronto vio como todo lo que tenía y a lo que estaba acostumbrado se iba al traste pillándolo sin un colchón que amortiguara su caída. El empresario ejemplar empezó a mostrar sus carencias, entrado ya en años y sin el respaldo de su mercantil tocada esta de muerte, fue arrinconado y olvidado por las esferas sociales en las que tan bien se movió en el pasado; se acabaron los trajes, los coches y los eventos de renombre en los que relacionarse y lucir; se acabaron los viajes pagados, las comidas de negocios y los actos principales en los que llevar la voz cantante; su luz social se apagó.

Se había convertido en una sombra de lo que fue, se arrastraba por los entornos que un día pisó con fuerza como un alma en pena, la añoranza por aquellos tiempos lo consumía y no daba crédito a lo que estaba viviendo pues aquella no era su vida y no estaba preparado para ella. La situación caótica por la que pasaba rompió sus lazos societarios y sus relaciones interpersonales se deterioraron a la vista de todos, el murmullo ajeno se instaló en aquel grupo mal avenido que hasta entonces había considerado su familia.

El devenir de los acontecimientos  era incierto pero si de algo podía tener la certeza era de que aquella traca en la que se hallaba inmerso, no iba  a derivar en una buena mascletá, la pólvora se mojó hacía mucho y toda la comisión zozobraba sin que él aportara nada por intentar sacarla a flote. El león enjaulado en el que se había convertido iba arriba y abajo sin rumbo ni dirección, lamía sus heridas mostrando un falso victimismo que a nadie convencía, defendiendo a una prole indefendible que se había añadido al lastre de las circunstancias.



Las cosas siempre pueden ir bien o mal pero al igual que en la paz uno debe estar preparado para la guerra, en tiempos de bonanza uno debe hacer sus reservas haciendo acopio de recursos para poder hacer frente a posibles tiempos adversos que de llegar, nos permitan resistir; él no lo había hecho convencido de que el triunfo iba a ser eterno. La vida regalada no dura eternamente y quien así lo piense es un iluso que ha perdido los papeles y está condenado a sucumbir.