jueves, 3 de octubre de 2013

AMAR A OSCURAS

Qué bonito es el amor, si pero el amor a oscuras… todo lo bueno en la vida debe tener un escenario adecuado y en este, la puesta en escena ha de cuidarse para que deje un buen recuerdo; cinco son los sentidos con los que a priori partimos la mayoría de los humanos, luego está el sexto, el común, del que carecen una gran número de individuos, que puede hacer sacar un mayor rendimiento a los cinco restantes. Cada uno de ellos está diseñado para percibir sensaciones de nuestro entorno próximo o lejano según el órgano en cuestión; es en las distancias cortas cuando se activan  todos nuestros receptores y entonces percibimos con nitidez todos aquellos estímulos que llaman nuestra atención. El placer del amar es una batalla sensorial donde nunca debe haber vencedores o vencidos, es un dar y recibir mutuo sin exigencias o imposiciones, solo la culminación del acto durante la guerra amatoria, nos llevará a una tregua para preparar la siguiente batalla.
Desde siempre amar con goce para los de Roma, ha estado rozando la parcela del pecado carnal, dado que la finalidad de este tipo de amor es engendrar nueva vida que soltar a nuestro deteriorado y caótico planeta; el amor por el mero placer de practicarlo es considerado impúdico por la Santa Sede, aunque entre sus miembros célibes haya un nutrido grupo de practicantes del tocamiento genital impuro, propio y ajeno; es como lo de los musulmanes con el alcohol y el cerdo o los cristianos en cuaresma, de puertas a fuera son muy estrictos con sus tradiciones pero son muchos los que en privado, se dan un homenaje al coleto sin el más mínimo reparo. La iglesia o religión en su conjunto, siempre ha sido muy de dictar normas en relación a los asuntos de la carne; siempre queriendo tener las riendas y el control de los asuntos que conciernen a la comunidad que creen amparar y a la que durante siglos oprimieron bajo falsos códices de moral.
El acto de amar debería ser planificado, no con esto queriendo decir que haya que marcarlo en el calendario unos días concretos de la semana, el sábado sabadete camisa nueva y un polvete no me vale. Planificar es algo más que un cómo y cuándo hacerlo, es crear un clima propicio en el que una  cosa lleve a la otra de la forma más natural pero siempre sabiendo cual es el orden de las cosas.
Un aquí te pillo aquí te mato nunca puede ser placentero en sí mismo, incluso puede crear ansiedad dejando un mal recuerdo, es como si te la pilla una puerta, al principio sorpresa ante lo inesperado pero luego… está claro que las prisas en la juventud por el desfloramiento o las poluciones compartidas, llevan muchas veces a actos mal gestionados e insatisfechos dejando un infausto recuerdo de la primera vez, sobre todo en ellas. Quien no soñó en su momento en cómo sería su primera vez, a la vista de los resultados nada parecido a lo esperado seguro; el lugar elegido a veces no es el deseado pero es lo que hay y nadie deja perder un polvo por un mal escenario, sobre todo de joven.
Durante años se fomentó en el pasado desde los púlpitos, la idea de que la desnudez era impúdica y por tanto ofendía a Dios, aun hoy en día existen culturas en las que exhibir la piel en las mujeres está penado y perseguido mientras los gestores de esas leyes, muestran su roña con total impunidad a pesar de sus continuas abluciones; no hace falta remontarse mucho en el tiempo para ver el tipo de atuendos nocturnos que usaban las gentes decentes, camisones hasta  los pies con una discreta abertura para facilitar la consumación del acto sin exponerse a su desnudez, todo signo de disfrute era considerado una señal del infierno. El intercambio de fluidos consentido, llevado a cabo en el anonimato de las sombras, es como salir a beber solo, bailar sin música o cantar sin una letra entre los labios.
Amar a oscuras es algo que debería estar solo reservado a los invidentes que con su hándicap se ven obligados a desarrollar otras habilidades, el resto de los mortales debería agradecer el hecho de poseer el sentido de la vista echando mano de él en momentos tan íntimos. No neguemos a nuestro cerebro la captura de imágenes, ellas alimentarán nuestro baúl de los recuerdos y a ellas podremos recurrir cuando todo haya acabado por tanto, iluminemos la escena lo suficiente para ver más allá de unas meras sombras chinescas, captemos los detalles y recreémonos en los momentos de placer.
Disfrutemos plenamente del cuerpo amado, no solo oyendo sus suspiros, no solo notando sus caricias, no solo oliendo sus esencias, también viendo sus expresiones y gestos, apreciando sus movimientos, la tensión de sus músculos, fundámonos el uno en el otro y abramos los ojos al colorido de un valle en primavera, gocemos con sus matices, sus sonidos, sus aromas y sabores, el placer es efímero, intentemos alargarlo al máximo nutriendo nuestros sentidos con cada detalle, con cada mirada, con cada beso.

Ahora una vez hechas estas reflexiones, ya podéis poneros a la faena pero recordar hacerlo con la iluminación adecuada, buscar las primeras luces de un amanecer con el sol entrando tímidamente por la ventana, también la penumbra de una sobremesa con la luz filtrada por las persianas, quizás unas luces indirectas creando un ambiente íntimo… forzad la imaginación creando la escena perfecta pues no solo el contenido del acto importa, el contexto en el que se lleve a cabo influirá en el éxito del acontecimiento a veces mucho tiempo esperado. Yo declinaré el momento de yacer pues los huesos andan doloridos y el roce me produce calentura, no obstante mis mujeres tienen todo mi amor y ellas lo saben bien.

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