Hay quien dice que unas horas de felicidad valen por toda una
vida no obstante hay quienes en toda una vida no obtienen unas horas de
felicidad, sea como fuere se me antoja
poco premio tan solo unas horas felices, por mucha calidad que tenga esa
felicidad, para compensar toda una vida. Es cierto que la norma en la mayoría
de vidas es no ser consciente de cuando se está siendo feliz, de hecho nos
damos cuenta de los buenos momentos cuando estos ya han pasado.
Y así vivía plácidamente su vida ajeno a los avatares que
se estaban gestando en el horizonte de
su existencia, nada hacía presagiar los acontecimientos que estaban a punto de
tener lugar o igual si pero ellos no eran capaces de verlos. Echando la vista
atrás y llevando esta hasta su etapa adolescente podía apreciar la cadena de
errores cometidos, unos sin importancia otros con trascendencia, y quizás la
suma de ellos le había llevado a su situación actual, quizás no, con toda
seguridad lo habían hecho.
A pesar de sus circunstancias podría decirse que no le había
ido mal, una buena ocupación, unos buenos ingresos, una vida social si bien
limitada al menos aceptable y un trocito de mar reservado desde su ventana en
la casa de la playa. Lo que hasta ahora siempre había ido bien en un momento
dado empezó a torcerse, sin tener claro cuando tuvo lugar el punto de inflexión
que cambiaría sus vidas todo parecía seguir sin contratiempos hasta que un buen
día el castillo de naipes comenzó a desmoronarse.
Impotente vio como todo lo conseguido amenazaba con
desaparecer, cambiando de manos de un día para otro; la cabeza entonces empezó
a elucubrar los escenarios más nefastos, impensables hacía pocos meses. Poner
en manos de terceros las gestión de su destino era el mal menor dada la
situación acontecida y por otro lado, poco más podía hacer que confiar en los
que entendían de este mundillo bucanero para que defendieran sus intereses. Y
el tiempo pasaba, lento y espeso como la bruma.
La hora del desenlace se aproximaba, tras muchos meses de
tiras y aflojas parece que el fin estaba cada día más cercano y este podía
desembocar en un choque de trenes del cual saltarían chispas que culminarían
con una ruptura total. Ya ha hubo amagos
con anterioridad en los que una parte dejó claras sus intenciones respecto a
hechos pasados, estas mismas partes
parecían tener un velo en los ojos que les hacía olvidar lo que en un pasado
les salvó y les permitió seguir adelante, esa ceguera malintencionada debería
pasarles factura de alguna manera pues si el apoyo en el pasado tuvo su efecto
positivo, hoy debería tener su justa recompensa, pero a la vista de su aptitud
no cabía esperarla.
Tras el desenlace las alforjas quedarán vacías, habrá que
empezar de cero pero con las fuerzas ya muy mermadas y el ánimo herido de muerte;
habría que esperar al desenlace final para ver que quedaba de todo aquello que
tuvo, una vez hecho recuento de existencias ver así mismo el modo de
salvaguardarlas y hacer uso de ellas pero por encima de todo, había que empezar
a ser hormiga almacenando dentro de sus escasas posibilidades, un bagaje que le
permitiera afrontar el corto futuro que se abría frente a él con unas mínimas
garantías de supervivencia. Utópica felicidad, quien la encuentre que no la
deje escapar.
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