Parece que fue ayer y sin embargo dentro de pocos días hará
casi cuatro décadas que ocurrió, toda
una vida para la mayoría; el tan esperado para muchos, puente de la virgen de
agosto, para él supuso el fin. El fin de todo lo conocido tal y como lo había
conocido, el fin de todo lo vivido tal y como debía ser vivido, el fin de las
esperanzas en un futuro tal y como debía uno esperárselo. Aquello fue el final,
lo que vino después tan solo fue un deambular por la vida con más pena que
gloria cuyo final estaba siendo inesperado y caótico.
¿Una prueba que quiso ponerle la vida o un castigo por la
vida que hasta entonces había llevado? nunca nada ni nadie podría aclararlo
pero después de casi cuatro décadas que importaba el motivo; todas las cosas
importantes, trascendentes, significadas… ocurren en un instante, en lo que
dura un parpadeo puede cambiar tú vida, para bien o para mal; esa llamada
esperada, unos números de lotería, un encuentro fortuito, una curva
traicionera… y zas, todo cambia a partir de ese momento.
Las cosas buenas o malas casi siempre las vemos en el ojo
ajeno, un falso convencimiento nos hace creer que estamos exentos de ellas,
difícilmente tocados por las primeras y a salvo de las segundas pero no es así,
todos estamos en el bombo de esta lotería llamada vida, a la que todos jugamos
aun sin quererlo. Un día despiertas sin ser consciente de que cuando anochezca
ya nada será igual, tú vida habrá cambiado y en ocasiones de forma permanente;
todo será nuevo y habrá que volver a empezar mal que nos pese.
La vida seguirá su curso pero la nuestra se habrá detenido,
quedaremos lastrados en ese instante fatídico y esa carga deberemos arrastrarla
el resto de nuestra existencia aun así, hay que seguir avanzando aunque el
precio pagado escape a nuestro control. En este mundo tan diverso hay historias
para todos los gustos, es curioso que predominen las malas, no sé si por qué son más llamativas y morbosas,
solo hace falta remitirse a los noticiarios para comprobar tal hecho, el caso
es que cuando uno las vive en carne propia, se curte frente al mal ajeno
envolviéndose en una coraza de indiferencia sobre la que todo resbala.
Y uno vuelve a recordar, y se traslada en el tiempo a aquel
negro fin de semana, todo vuelve a cobrar nitidez entre las brumas de la
memoria, aquellas caras y aquellas voces vuelven a ser reales, cercanas, ahí
están delante de nuestros ojos escenificando un fragmento de nuestra historia
lejana, aquellas últimas horas de nuestra otra vida, aquella que murió en la
negrura de una noche de verano.
El sol sigue saliendo cada mañana y sus rayos continúan
acariciando nuestra piel pero esa piel ya no es la misma, ha cambiado con su
nueva vida dejándose cuidar por otras manos, dejándose mirar por otros ojos,
dejándose besar por otros labios. Pocos son los rostros de ayer que siguen
acompañándonos hoy, la vida es una rueda que
no deja de girar y en su rodar continuo, actúa como filtro de amistades
y compromisos, de amores y prejuicios, de anhelos y esperanzas… solo echando la
vista atrás vemos todo lo que quedó en el camino.
El momento se aproxima, una vez más como cada año visualizo
los escenarios donde se desarrolló la macabra película, los actores se preparan
entre bambalinas para la representación que en breves momentos tendrá lugar,
todo el atrezo está listo en su lugar, la iluminación va adaptándose a la hora
crucial y pronto se oirá la palabra acción, tras la cual todo se pondrá en
movimiento una vez más. Es curioso como unos escasos segundos pueden llegar a
tener tanto protagonismo en la vida de algunas personas, algunas de estas vidas
continúan otras en cambio, acaban con ellos de manera brusca.
Tanto en un caso como en el otro, ya nada será igual a partir
de ese momento; nuevos rostros aparecerán en tú vida, quizás algunos retornen
del pasado trayéndonos con ellos historias olvidadas, tú hacer diario habrá
tomado otro rumbo y hasta puede que hayas cambiado de residencia; nueva vida
con nuevas sensaciones pero al llegar la fecha señalada, vuelves a ser el de
antes y te ves con muchos años menos y toda una vida por delante, ésta aún no
se ha truncado y en tú cabeza puedes manipular los acontecimientos dándoles
resultados diferentes pero quizás, si estos se hubieran dado, hoy no estarías
aquí escribiendo estas líneas.
El momento ha llegado y en tú cabeza analizas cada paso dado
entonces sabedor de sus consecuencias, como en una novela prohibida vas leyendo
sus páginas aplicando tú censura, eliminando fragmentos, cambiando palabras y
expresiones pero al llegar al final, tan solo habremos cambiado la historia
alejándola de la original y el resultado ya no será el creado por su autor que
para bien o para mal, dejó su impronta en un momento dado.
La historia podrá imitarse, repetirse o incluso adulterarse
pero nunca será la misma pues cada momento temporal es único, con identidad
propia, las circunstancias que en el confluyen en tiempo y lugar son
irrepetibles y por tanto exclusivas de ese fragmento de historia; todo lo que
vendrá después aun siendo importante, será secundario pues cada uno lo vivirá
de manera diferente, con más o menos resignación, con más o menos rebeldía, con
mayor o menor impotencia. Cada línea vital seguirá descontando los minutos de
su existencia por caminos variados, muy distintos los unos de los otros, aunque
toda la red de carreteras se extienda por el mismo territorio; al final del
trayecto todos confluirán en el mismo infierno… o paraíso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario