sábado, 24 de mayo de 2014

JORNADA DE REFLEXIÓN

Servilismo sin límites y un acatamiento férreo de la doctrina de partido son los signos de identidad de miles y miles de militantes y políticos profesionales ante los programas y líneas de actuación de los diferentes partidos políticos; la conciencia individual anulada da paso, en la mayoría de los casos, a un seguimiento irracional de los mandos y líderes de la organización. Los fallos de las cabezas visibles son minimizados e incluso ignorados, por unos correligionarios ciegos a lo obvio que miran para otro lado con total impunidad y desvergüenza.

El punto álgido de todo político que se precie antes de alcanzar la gloria o el fracaso, son los comicios donde optan a salir elegidos; la tensión de las semanas previas a la cita electoral con los viajes, las entrevistas, los mítines y la exposición a su futurible electorado hacen sacar lo mejor y lo peor de cada uno. Una cagada o un acierto en esos días pueden revolucionar a las masas ávidas por ser adoctrinadas y sumar o restar muchos puntos en el ranking del candidato.

Siempre me ha parecido una estupidez eso que llaman jornada de reflexión, ese día previo a las votaciones en la que por ley están prohibidas las manifestaciones partidistas que puedan añadir o quitar votos a una u otra formación política; ¿alguien puede pensar que un día sin propaganda, mítines o debates puede inclinar la balanza en uno u otro sentido? ¿Es coherente suponer que un día en blanco de martilleo político puede dar luz a los indecisos? ¿Se imagina alguien que el día previo a una boda, estuviera prohibido que los contrayentes se pusieran en contacto para que pudieran reflexionar sobre el paso que iban a dar al día siguiente? Absurdo y sin sentido.

Hoy nos hallamos en ese día, en esa fecha mágica de explicación incierta, veinticuatro horas de silencio panfletero, toda una jornada huérfana de cantinelas partidistas, vacía de eslóganes y frases estudiadas; mañana todo acabará en un clímax de urnas y papeletas, donde el verdadero morbo radicará en saber cuanta gente se quedará en casa, cuantos ignorarán los cantos de sirena y seguirán con sus vidas ajenos a los colegios electorales. Tras la resaca de los comicios lo que es seguro es que todos saldrán satisfechos, las falsas sonrisas tantas veces ensayadas aflorarán en unos rostros curtidos en mil batallas y que al ir en los primeros puestos de las listas de cada opción política, tienen el puesto asegurado en Bruselas, diecisiete mil euros al mes ¿Quién puede aspirar a más a veces siendo tan poco?
Aquel político que hace unos años nos machacaba desde las pantallas de televisión ocupando un puesto principal y del que hace mucho no oímos nada seguro que está en Bruselas; el centro político de Europa acoge a los desahuciados de muchos partidos, allí son premiados con un sillón por los servicios prestados en sus respectivos países o son compensados con ese destino por no haber conseguido en su país el puesto esperado tras los últimos comicios de turno.

Algunos cadáveres políticos se arrastran in eternum por los pasillos y salones de todos esos edificios públicos donde se decide el futuro de la Unión Europea o de cada feudo en particular; pronto estos recibirán nuevos inquilinos, otros ni siquiera harán las maletas pues seguirán ocupando la poltrona de los últimos años ya que el político profesional y también el aficionado, no tienen fecha de caducidad.

Hoy estamos en jornada de reflexión y mi mano tiembla a la hora de decidir por cual papeleta me inclino, repaso los programas de cada opción política (aunque más del ochenta por ciento del tiempo lo han dedicado a practicar el reproche y el “y tú más”) y en mi mente visiono las caras de los candidatos, hago un esfuerzo por recordar su lenguaje corporal y sus momentos trending topic en los medios; mis próximas horas estarán dedicadas al análisis y la reflexión pues el bombardeo al que me han sometido en las últimas semanas me tiene aturdido, confuso, desorientado, indeciso y con una alta dosis de “hasta los huevos”.


Cuando todo pase, tan solo el lapso del verano nos liberará de esta casta mediocre pues con las primeras luces del otoño, resurgirán con fuerza lanzados ya a tumba abierta, con la vista puesta en la próxima primavera y las municipales. Dios nos pille confesados y curados de espanto.

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