Servilismo sin límites y un
acatamiento férreo de la doctrina de partido son los signos de identidad de
miles y miles de militantes y políticos profesionales ante los programas y
líneas de actuación de los diferentes partidos políticos; la conciencia
individual anulada da paso, en la mayoría de los casos, a un seguimiento
irracional de los mandos y líderes de la organización. Los fallos de las
cabezas visibles son minimizados e incluso ignorados, por unos correligionarios
ciegos a lo obvio que miran para otro lado con total impunidad y desvergüenza.
El punto álgido de todo
político que se precie antes de alcanzar la gloria o el fracaso, son los
comicios donde optan a salir elegidos; la tensión de las semanas previas a la
cita electoral con los viajes, las entrevistas, los mítines y la exposición a
su futurible electorado hacen sacar lo mejor y lo peor de cada uno. Una cagada
o un acierto en esos días pueden revolucionar a las masas ávidas por ser
adoctrinadas y sumar o restar muchos puntos en el ranking del candidato.
Siempre me ha parecido una
estupidez eso que llaman jornada de reflexión, ese día previo a las votaciones
en la que por ley están prohibidas las manifestaciones partidistas que puedan
añadir o quitar votos a una u otra formación política; ¿alguien puede pensar
que un día sin propaganda, mítines o debates puede inclinar la balanza en uno u
otro sentido? ¿Es coherente suponer que un día en blanco de martilleo político
puede dar luz a los indecisos? ¿Se imagina alguien que el día previo a una
boda, estuviera prohibido que los contrayentes se pusieran en contacto para que
pudieran reflexionar sobre el paso que iban a dar al día siguiente? Absurdo y
sin sentido.
Hoy nos hallamos en ese día,
en esa fecha mágica de explicación incierta, veinticuatro horas de silencio
panfletero, toda una jornada huérfana de cantinelas partidistas, vacía de
eslóganes y frases estudiadas; mañana todo acabará en un clímax de urnas y
papeletas, donde el verdadero morbo radicará en saber cuanta gente se quedará
en casa, cuantos ignorarán los cantos de sirena y seguirán con sus vidas ajenos
a los colegios electorales. Tras la resaca de los comicios lo que es seguro es
que todos saldrán satisfechos, las falsas sonrisas tantas veces ensayadas
aflorarán en unos rostros curtidos en mil batallas y que al ir en los primeros
puestos de las listas de cada opción política, tienen el puesto asegurado en
Bruselas, diecisiete mil euros al mes ¿Quién puede aspirar a más a veces siendo
tan poco?
Aquel político que hace unos
años nos machacaba desde las pantallas de televisión ocupando un puesto
principal y del que hace mucho no oímos nada seguro que está en Bruselas; el
centro político de Europa acoge a los desahuciados de muchos partidos, allí son
premiados con un sillón por los servicios prestados en sus respectivos países o
son compensados con ese destino por no haber conseguido en su país el puesto
esperado tras los últimos comicios de turno.
Algunos cadáveres políticos
se arrastran in eternum por los
pasillos y salones de todos esos edificios públicos donde se decide el futuro
de la Unión Europea o de cada feudo en particular; pronto estos recibirán
nuevos inquilinos, otros ni siquiera harán las maletas pues seguirán ocupando
la poltrona de los últimos años ya que el político profesional y también el
aficionado, no tienen fecha de caducidad.
Hoy estamos en jornada de
reflexión y mi mano tiembla a la hora de decidir por cual papeleta me inclino,
repaso los programas de cada opción política (aunque más del ochenta por ciento
del tiempo lo han dedicado a practicar el reproche y el “y tú más”) y en mi mente visiono las caras de los candidatos, hago
un esfuerzo por recordar su lenguaje corporal y sus momentos trending topic en los medios; mis
próximas horas estarán dedicadas al análisis y la reflexión pues el bombardeo
al que me han sometido en las últimas semanas me tiene aturdido, confuso,
desorientado, indeciso y con una alta dosis de “hasta los huevos”.
Cuando todo pase, tan solo el
lapso del verano nos liberará de esta casta mediocre pues con las primeras
luces del otoño, resurgirán con fuerza lanzados ya a tumba abierta, con la
vista puesta en la próxima primavera y las municipales. Dios nos pille confesados
y curados de espanto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario