sábado, 4 de enero de 2014

ALEGRÍA ¿Donde, Cuando, Por qué?

Y es que vivimos en un valle de lágrimas donde los sufridos lagrimales no dejan de sangrar; uno lee la prensa, ve la televisión, oye los comentarios en bares y terrazas … siempre lo mismo, la cantinela suena y suena en labios de todos con distinta música pero con idéntica letra. Las cifras macroeconómicas mejoran o al menos eso dicen, pero al buzón de casa siguen llegando facturas que no podemos pagar; los bancos siguen reacios a abrir el grifo del crédito después de haber llenado sus depósitos con fuel a bajo precio y el pequeño comercio sigue boqueando con el agua al cuello.

Mientras el país se hundía, unos cuantos han ido haciendo caja de la manera más impúdica posible ante la mirada impasible de los supuestos gestores del reino, hoy se intentan subsanar los errores del pasado con luz y taquígrafos pero la lentitud a que se hace llega a desesperar, demasiadas leyes, demasiados supuestos, demasiadas comparecencias pero lo robado no aflora, nadie devuelve lo llevado ni paga en cárcel el suficiente tiempo para que al menos no pueda disfrutar de lo sustraído y así seguimos: ERES en Andalucía, caso NOOS en miembros de la familia real, familia Pujol con las ITV y las mochilas con dinero cruzando la frontera camino de Andorra y no precisamente para comprar quesos, el caso Arena y otros en Mallorca, de nuevo en Cataluña el caso Palau, financiación ilegal o al menos turbia en varios partidos políticos, caso Gürtel, caso Faisán y por último aunque seguro que me dejo alguno, el rey de la comedia, el próximo ganador de un Goya a la mejor interpretación, el hasta hace pocos meses ejemplo de hombre triunfador como en su día lo fue el aclamado por las masas Mario Conde, hoy ese ejemplo de lince de las finanzas se llama Luis Bárcenas que tras cansarnos viéndole entrar y salir de su casa bien trajeado, se come los mocos en una celda de dos por cuatro metros pero aún no ha soltado nada de lo que se llevó.

Pero el país lo sigue pasando mal, si hace unos años se manifestaban los estafados por el Fórum Filatélico hoy lo hacen por las preferentes, seguro estoy de que hay más de uno al que han pillado en ambos fregados y si aún no están mortimer deben estar a las puertas; antes eran un coñazo los llamados consejos publicitarios, hoy lo siguen siendo pero se les han añadido a la lista los espacios de noticias donde todo es malo o peor. Y mientras el país sigue en su particular deriva, a nuestras costas continúan llegando más y más pateras con su carga humana, esta viene a rellenar el hueco que poco a poco van dejando hispanos y europeos del este que tras  sufrir la crisis en sus carnes, retornan a sus países de procedencia y así entre los que se van, los que se quedan y los que ponen el pie en la patria por primera vez, se redistribuye la amalgama racial pero con una importante diferencia; mientras que los que se van contribuyeron en su momento a la riqueza del país con el aporte de su trabajo, la mayoría de los que quedan y los nuevos en llegar, forman esa masa que malvive y que con frecuencia desde las diferentes estancias del Estado debe mantenerse para asegurar su supervivencia.

Las incongruencias legislativas llevan a prohibir la venta de material falsificado bajo penas de multas económicas, incautación del material y según los casos cárcel, mientras nuestras playas son un interminable mercado de estos productos bajo la impasible mirada de las autoridades. Es verdad que en muchas ocasiones son un atractivo turístico en los paseos marítimos de muchas poblaciones costeras, pero no es menos cierto que además de un perjuicio para los comerciantes autóctonos que cumplen con todas las normativas, estos vendedores de temporada no solo venden productos falsificados de las mejores marcas, sino que lo hacen sin pagar ningún tipo de impuestos y en la mayoría de los casos en una situación de irregularidad personal dentro de nuestras fronteras; ¿hasta cuándo tanta permisividad con esta actividad a todas luces ilegal por mucho colorido que aporten a nuestras playas?

Está claro que antes o después la normalidad volverá a nuestras calles, a nuestros negocios, a nuestras fábricas y sus gentes pues no hay mal que cien años dure pero ¿cuál será el precio pagado? Muchos habrán quedado en el camino pues como reza la segunda parte del refrán, no hay cuerpo que lo resista. Nada será igual que antes y habrá que reinventarse para volver a resurgir; la distribución de la riqueza, el poderío y el estado de bienestar de las naciones a lo largo de la historia ha ido desplazándose por todo el globo terráqueo, en la actualidad un tsunami financiero y de valores ha barrido nuestras sociedades supuestamente avanzadas,  quedando en el valle de una ola gigantesca, hoy sus crestas las ocupan el gigante asiático y los países emergentes de Hispanoamérica, que volvamos a reflotar el barco depende de hacer grandes sacrificios pero esto debería ser para todos y no siempre recaer en los mismos; mientras se escriben estas palabras el precipicio sigue amenazando a muchos, lo que hasta hace poco  parecía seguro hoy se tambalea con pies de barro y en su caótico desequilibrio puede arrastrar voluntades, anhelos, esperanzas y sueños incumplidos pero la rueda gira y en su rodar, aplasta de manera despiadada todo a su paso.


Tiempo; tiempo es lo que hace falta para poner las cosas de nuevo en su sitio, tiempo para recuperarse del batacazo que muchos han tenido que soportar, tiempo para volver a encontrar la senda que un día desapareció bajo nuestros pies extraviando esfuerzos y voluntades, tiempo para volver a recuperar las confianzas perdidas, tiempo para poder volver a sonreír… pero el tiempo se acaba para muchos y estos ya no lo lograrán, este año 2014 lleno de esperanzas y promesas de recuperación habrá llegado demasiado tarde para muchos.

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