Y es que vivimos en un valle de lágrimas donde los sufridos
lagrimales no dejan de sangrar; uno lee la prensa, ve la televisión, oye los
comentarios en bares y terrazas … siempre lo mismo, la cantinela suena y suena
en labios de todos con distinta música pero con idéntica letra. Las cifras
macroeconómicas mejoran o al menos eso dicen, pero al buzón de casa siguen
llegando facturas que no podemos pagar; los bancos siguen reacios a abrir el
grifo del crédito después de haber llenado sus depósitos con fuel a bajo precio
y el pequeño comercio sigue boqueando con el agua al cuello.
Mientras el país se hundía, unos cuantos han ido haciendo
caja de la manera más impúdica posible ante la mirada impasible de los
supuestos gestores del reino, hoy se intentan subsanar los errores del pasado
con luz y taquígrafos pero la lentitud a que se hace llega a desesperar,
demasiadas leyes, demasiados supuestos, demasiadas comparecencias pero lo robado
no aflora, nadie devuelve lo llevado ni paga en cárcel el suficiente tiempo
para que al menos no pueda disfrutar de lo sustraído y así seguimos: ERES en
Andalucía, caso NOOS en miembros de la familia real, familia Pujol con las ITV
y las mochilas con dinero cruzando la frontera camino de Andorra y no
precisamente para comprar quesos, el caso Arena y otros en Mallorca, de nuevo
en Cataluña el caso Palau, financiación ilegal o al menos turbia en varios
partidos políticos, caso Gürtel, caso Faisán y por último aunque seguro que me
dejo alguno, el rey de la comedia, el próximo ganador de un Goya a la mejor
interpretación, el hasta hace pocos meses ejemplo de hombre triunfador como en
su día lo fue el aclamado por las masas Mario Conde, hoy ese ejemplo de lince
de las finanzas se llama Luis Bárcenas que tras cansarnos viéndole entrar y
salir de su casa bien trajeado, se come los mocos en una celda de dos por
cuatro metros pero aún no ha soltado nada de lo que se llevó.
Pero el país lo sigue pasando mal, si hace unos años se
manifestaban los estafados por el Fórum Filatélico hoy lo hacen por las
preferentes, seguro estoy de que hay más de uno al que han pillado en ambos
fregados y si aún no están mortimer deben estar a las puertas; antes eran un
coñazo los llamados consejos publicitarios, hoy lo siguen siendo pero se les
han añadido a la lista los espacios de noticias donde todo es malo o peor. Y
mientras el país sigue en su particular deriva, a nuestras costas continúan
llegando más y más pateras con su carga humana, esta viene a rellenar el hueco
que poco a poco van dejando hispanos y europeos del este que tras sufrir la crisis en sus carnes, retornan a sus
países de procedencia y así entre los que se van, los que se quedan y los que
ponen el pie en la patria por primera vez, se redistribuye la amalgama racial
pero con una importante diferencia; mientras que los que se van contribuyeron
en su momento a la riqueza del país con el aporte de su trabajo, la mayoría de
los que quedan y los nuevos en llegar, forman esa masa que malvive y que con
frecuencia desde las diferentes estancias del Estado debe mantenerse para asegurar
su supervivencia.
Las incongruencias legislativas llevan a prohibir la venta de
material falsificado bajo penas de multas económicas, incautación del material
y según los casos cárcel, mientras nuestras playas son un interminable mercado
de estos productos bajo la impasible mirada de las autoridades. Es verdad que
en muchas ocasiones son un atractivo turístico en los paseos marítimos de
muchas poblaciones costeras, pero no es menos cierto que además de un perjuicio
para los comerciantes autóctonos que cumplen con todas las normativas, estos
vendedores de temporada no solo venden productos falsificados de las mejores
marcas, sino que lo hacen sin pagar ningún tipo de impuestos y en la mayoría de
los casos en una situación de irregularidad personal dentro de nuestras
fronteras; ¿hasta cuándo tanta permisividad con esta actividad a todas luces
ilegal por mucho colorido que aporten a nuestras playas?
Está claro que antes o después la normalidad volverá a
nuestras calles, a nuestros negocios, a nuestras fábricas y sus gentes pues no
hay mal que cien años dure pero ¿cuál será el precio pagado? Muchos habrán
quedado en el camino pues como reza la segunda parte del refrán, no hay cuerpo
que lo resista. Nada será igual que antes y habrá que reinventarse para volver
a resurgir; la distribución de la riqueza, el poderío y el estado de bienestar
de las naciones a lo largo de la historia ha ido desplazándose por todo el
globo terráqueo, en la actualidad un tsunami financiero y de valores ha barrido
nuestras sociedades supuestamente avanzadas, quedando en el valle de una ola gigantesca,
hoy sus crestas las ocupan el gigante asiático y los países emergentes de Hispanoamérica,
que volvamos a reflotar el barco depende de hacer grandes sacrificios pero esto
debería ser para todos y no siempre recaer en los mismos; mientras se escriben
estas palabras el precipicio sigue amenazando a muchos, lo que hasta hace
poco parecía seguro hoy se tambalea con
pies de barro y en su caótico desequilibrio puede arrastrar voluntades,
anhelos, esperanzas y sueños incumplidos pero la rueda gira y en su rodar,
aplasta de manera despiadada todo a su paso.
Tiempo; tiempo es lo que hace falta para poner las cosas de
nuevo en su sitio, tiempo para recuperarse del batacazo que muchos han tenido
que soportar, tiempo para volver a encontrar la senda que un día desapareció bajo
nuestros pies extraviando esfuerzos y voluntades, tiempo para volver a
recuperar las confianzas perdidas, tiempo para poder volver a sonreír… pero el
tiempo se acaba para muchos y estos ya no lo lograrán, este año 2014 lleno de
esperanzas y promesas de recuperación habrá llegado demasiado tarde para
muchos.
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