sábado, 7 de diciembre de 2013

LABIOS ESQUIVOS

Corrían los últimos años de Zapatero cuando…
Un año más tocaba su fin, en los últimos doce meses nada había cambiado, claro está que la crisis económica que azotaba al país seguía su curso maléfico dejando muchas víctimas a su paso, las expectativas no auguraban grandes mejorías a corto plazo por lo que el año que iba a comenzar se presentaba lleno de incertidumbres. El comercio veía con preocupación que la cosa no remontaba y a esto tenía que añadirse una subida de impuestos como parte de las medidas de ajuste impuestas por el gobierno; el paro había alcanzado cifras preocupantes lanzando al país a la cabeza de Europa en este indeseado ranking, miles de empresas habían caído en los últimos años destruyéndose el tejido industrial que arrastrado por el estallido de la burbuja inmobiliaria, se extendía sin freno por cada rincón del estado como si fuera una mancha de aceite, engullendo el trabajo de  muchas décadas, acabando con las ilusiones de muchos, destruyendo las esperanzas de otros tantos que no veían la forma de salir del pozo en el que estaban hundiéndose a marchas forzadas.
La población deseaba algún cambio que les hiciera recobrar esa esperanza perdida, esa ilusión esfumada en poco más de dos años, existía un cansancio generalizado ante los continuos despropósitos del gobierno que un día decía una cosa y al siguiente la contraria desbordado por unas circunstancias que no había sabido gestionar, la legislatura veía su fin próximo y un cambio de gobierno se esperaba como agua de mayo, en él se depositaban las esperanzas de medidas que hicieran reflotar el barco pero eso aún estaba por llegar. Los tiempos de conquistas y expansión quedaban lejos, muchos años atrás lo que fue un triunfo ahora se convertía en un gran fracaso y los descendientes de aquellos que los consiguieron, hoy sucumbían de manera inexorable arrastrando tras de sí todo lo logrado durante aquellos años.
Inmerso en ese caos socioeconómico se disponía a pasar las fiestas navideñas, unas más; ante él se presentaban comidas y cenas de empresa, reuniones familiares y con amigos, compromisos, compra de regalos y estrenas a los más jóvenes, unas fiestas más donde reinaba una alegría artificial deslumbrada por miles de luces de colores, cánticos entrañables y falsas sonrisas. Un año más cruzaría unas palabras desenfadadas con ella en alguna de esas rituales reuniones, vería una sonrisa aflorar en sus labios y miraría de frente sus ojos negros recordándole un pasado lejano que en ella nunca dejó huella; siempre esperaba la despedida con la esperanza de rozar sus labios en un fugaz  beso de compromiso pero estos, siempre esquivos, quedaban a varios centímetros de su boca dejando en el aire el ansiado y suave contacto.
Entre las brumas de su mente aún veía sus abrazos y su espalda desnuda moviéndose junto a él, aquellos labios que ahora lo esquivaban en su día recorrieron toda su piel fundiéndose en un mismo cuerpo, aquellos encuentros largamente esperados fueron breves regalos que la vida tuvo a bien ofrecerle cuando ya no los esperaba aun a costa de una infidelidad. La vida siguió su curso y sus caminos aun próximos, no volvieron a cruzarse salvo en esos instantes de compromiso cada final de año.
El tiempo actuaba como capa protectora y año tras año, aquellas noches lejanas fueron perdiendo la luz en su recuerdo, las imágenes antaño claras y reales, ahora se desdibujaban haciendo perder nitidez a sus contornos,  siendo estos sustituidos por sombras inciertas. La práctica del recuerdo hace mucho que perdió interés y con la inactividad neuronal, aquellos momentos se fueron volatilizando poco a poco dejando quizás su impronta en el subconsciente de un alma atormentada; ella deambuló por la vida sin un amor conocido, él por su parte nunca consiguió olvidarla y siempre la tuvo muy presente durante el resto de sus días.
Durante un tiempo aquel muchacho tuvo esperanzas y fue perseverante, cada día pensaba que ese sería el elegido, ese día ocurriría algo que haría cambiar aquella relación interrumpida hace años por el azar de la fortuna pero nunca ocurrió, los años fueron pasando y la chispa en vez de volver a encender la antorcha acabó apagándose en la soledad del olvido. Ella siguió su vida y él la suya, lejos en mente pero próximos en la distancia; el país continuó con su debacle particular a la espera de un horizonte en el que resurgir con fuerza, dando respuesta a todas las voces que durante años habían reclamado justicia, derechos, trabajo y un estado de bienestar perdido por causas inexplicables.
Aquellos labios seguirían siendo esquivos, indiferentes, fríos, pero en un rincón de su memoria aun conservaría la calidez de sus  besos, la suavidad de su piel, la dulzura de sus caricias y el susurro de sus voces cada vez que se amaron en aquella habitación mal iluminada. Ella fue su amor platónico, mucho más tarde se convirtió en real y con el tiempo este pasó a ser un bonito recuerdo.

Llegaron las elecciones, el gobierno cambio como casi todos querían y el país se hundió en los abismos del averno arrastrando con él las esperanzas de muchos que vieron sus logros volatilizarse en un visto y no visto, todo iba a la deriva arrastrado por un vendaval socioeconómico sin precedentes  dejando en el aire más incertidumbre, dolor y un desconsuelo generalizado.

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