jueves, 19 de septiembre de 2013

EL BATIDO DEL PISTACHO

Era su preferido, no había otro igual, de sabores variados él siempre pedía el de chocolate, se pirraba por aquel chocolate espumoso que paladeaba con deleite; la variante con nata no estaba acertada pues desvirtuaba aquel placer para los sentidos, su sola visión en vaso alto ya te hacía salivar esperando su contacto dentro de la boca. Aquel cambio de texturas entre el líquido espeso y la espuma cremosa que lo cubría era un regalo para el paladar, diminutos trocitos de chocolate negro aderezaban el fondo de aquel fluido de dioses jugando alrededor de una larga pajita.

Su amigo Pancho no coincidía con él, este prefería el de Lorenzo, en el otro extremo de la bahía, aquel era más líquido, tenía menos cuerpo aunque siempre solía adulterarlo con una bola de vainilla ¡sacrilegio! pensaba Carlos viendo echar a perder la pureza del cacao. Desde siempre Pistacho y sus batidos, habían sido su heladería preferida así que se veían obligados a alternar ambos establecimientos para contentar a todos los paladares.

Pepe, el tercer miembro del trio bananero, era más de  granizados, el de yougurt o el de café, eran lo suyo; no había que olvidar la Golosa que solía pedir su mujer, aquello era pecado puro sin posibilidad de penitencia que lo redimiera. Sobre  una copa metálica, se presentaba aquella creación del diablo compuesta por una enorme bola de chocolate puro sobre la cual se elevaba en precario equilibrio, una columna de nata culminada por perlas de chocolate negro. Cada cucharada de aquel manjar prohibido, hacía brillar los ojos de la pecadora ante el acto ignominioso que suponía aquello para una alimentación equilibrada.

No obstante el batido del Pistacho era otra cosa para él, implicaba todo un ceremonial casi siempre acompañado por un paquete de rosquilletas que devoraban con avidez; ese verano además tuvo otro ingrediente inesperado que hizo su sabor aún más apetecible, la guinda a aquel néctar para los labios tenía el cabello rubio como el oro, recogido en una bonita coleta que brotaba a través de un discreto gorrito rojo, nunca supimos en qué medida colaboraba en la elaboración de aquellos batidos, pero el mero hecho de verla moverse entre los helados llenando vasos, tarrinas o cucuruchos, hacía que estos supieran mucho mejor.


Volviendo al rico fluido que hasta allí lo arrastraba verano tras verano, este nunca lo dejaba indiferente, cada vez que llenaba su boca era todo un descubrimiento que hacía olvidar la última vez; aquel sabor era nuevo y desconcertante, era su droga veraniega de la que no podía pasar más de dos días seguidos. La elección entre uno y otro local era un tira y afloja continuo, tomárselo en el de Lorenzo aun estando bueno, era privarse del de Pistacho con vistas a la rubia incluidas, por tanto el momento de decidirse por uno de los dos establecimientos era siempre un tema delicado.

El personal de ambos  era agradable y servicial pero claro, Lorenzo no tenía musa y eso era un handicap a tener en cuenta puesto que en verano uno no solo quiere que le alegren el paladar, si es posible por el mismo precio que también lo hagan con la vista. Y así transcurrían las tardes de terraza en un verano no muy caluroso que poco a poco iba descontando días en el calendario, como en una tarjeta prepago nuestro saldo de batidos y helados iba disminuyendo a medida que lo hacían las jornadas, intentar estirarlas al máximo solo daba para veinticuatro horas, una vez estas consumidas otro dígito era tachado en el almanaque.


Pero el batido del Pistacho se mantenía invariable a través del tiempo, año  tras año aquel néctar deleitaba a cientos de paladares y con el declive de la época estival, aquel fluido mágico no solo se reconvertía sino que adquiría más fuerza para seguir triunfando con cada nueva temporada. El batido de chocolate en vaso alto con su espuma cremosa, salpicado de virutas de negro cacao era todo un signo de identidad en aquella bahía bañada por las aguas del Mediterráneo. Nosotros seguiríamos acudiendo allí a dejarnos embelesar por su suave y única textura.

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