Como han cambiado los tiempos desde que tenía esa edad
en la que crees poderte comer el mundo y ojo, no soy tan mayor, pero esto se ha
pasado volando y a poco que nos descuidemos, nos vamos a criar malvas con las
hadas a menos que nos pasen por el microondas y tan solo queden de nosotros, un
puñado de cenizas vete tu a saber de que procedencia y con cual destino.
Como decía al principio, cuan diferentes son las cosas
ahora tan apenas tres décadas después de aquellos días felices y desenfadados,
somos los mismos en esencia pero el mundo que nos rodea ha cambiado, los
valores que nos unían se han perdido, las llamadas libertades adquiridas son
ficticias, los de arriba siguen arriba y los de abajo siguen abajo pero
curiosamente, hay muchos menos arriba y muchos más abajo.
El llamado estado del bienestar es tan solo un término
mal aplicado y vacío de contenido dada la falta de medios con el que llevarlo a
cabo, donde los avances sociales muchas veces nimios pero bien vendidos,
parecen compensar a muchos colectivos, antes considerados marginales, los
cuales siempre han hecho gala de un victimismo que en ocasiones les ha ido muy
bien. Eran las plañideras de nuestra sociedad y sus problemas siempre tenían un
origen en la incomprensión y el rechazo del grupo dentro del cual vivían; muchos
de ellos han sabido rentabilizar ese supuesto acoso y persecución hasta la
saciedad y ahora creen ser un soplo de aire fresco dentro de esa sociedad
avanzada y moderna en la que subsisten.
En la actualidad algunos medios de comunicación y
quienes son conocidos a través de ellos, se han levantado como abanderados de
causas y estilos de vida diferentes a lo que la sociedad estaba acostumbrada,
la cosa no viene de ahora pues ya llevamos alguna década que otra alegrando las
proclamas y manifestaciones con colorines variados de lo más exótico; es lo que
tiene la alegría de la libertad, por muy jodido que esté uno como puede salir a
la calle a gritar y exhibirse, sufre su realidad más complacido y una vez en la
calle, al ver a tantos de su condición en agitado frenesí reivindicativo,
parece como que se crecen ante la adversidad.
Sin ir más lejos sirva como ejemplo el Día Internacional del Orgullo Gay (28 de junio), efeméride que conmemora los disturbios
que tuvieron lugar desencadenados por una redada policial en el Stonewall Inn,
un pub del barrio neoyorquino de Greenwich Village en 1969; tras el acto
represivo se produjeron manifestaciones espontáneas y violentas, siendo la
primera vez que la comunidad LGBT se enfrentaba al poder establecido por
defender sus derechos de libertad sexual. Hasta aquí todo muy bien, ellos como
cualquier otro colectivo, tienen derecho a tener un hueco en la sociedad en la
que viven en igualdad de condiciones, con los mismos derechos y las mismas
obligaciones no obstante en los últimos tiempos, a más de uno se le ha ido la
mano con esto del orgullo.
Estoy de acuerdo con que cada uno elija con quien quiere meterse en la cama, soy de amores libres y cuanto más
guarros más satisfactorios, estoy de acuerdo con eso que algunos llaman
experimentar para encontrarse, si es que andaban perdidos, hasta si me apuras
estoy de acuerdo con eso de las orgías en multitud con gentes desconocidas,
aunque a mi eso de más de una lombriz en el capazo siempre me ha puesto en
guardia (soy más de un buen plato de mejillones), así pues me llama la atención
la obsesión que parece imperar en este colectivo por manifestar públicamente su
condición sexual.
Imaginemos por un momento un país de raza blanca, por
poner un color, en el cual un negro, chino, indio o maorí fuera alardeando
obscenamente de su raza, exhibiendo de
manera impúdica su desnudez para mostrar el color de su piel,
manifestando un lenguaje corporal la mayor parte del día para reivindicar su
etnia; como poco obtendría la burla y el rechazo de quienes le rodearan porque
un poco de color alegra la vista pero un exceso cansa, aburre y puede llegar a
molestar. Pues esto es lo que está pasando con los del orgullo, ya aburren con
tanta manifestación y no me estoy refiriendo a su día en concreto, pues tienen
derecho a celebrarlo tanto como la virgen del Pilar, aunque quizás un poco
menos de ostentación no iría mal pues ya roza lo chabacano y surrealista, esta
bien que por un día abran el gallinero y dejen volar su pluma pero sin
avasallar al resto de los miembros de la granja.
Haciendo una comparativa con el mundo de la diversidad
funcional, un gran número de estos diversos sexuales ejercen su condición
públicamente las veinticuatro horas del día y yo me pregunto ¿a quien le
importa si a ellos les gusta que les llenen el tubo de escape o sienten
predilección por desatascar tuberías? puede haber hetéros y de hecho seguro que
los hay, que aún practicantes del cunnilingus en sus sesiones amatorias, no van
durante el día agitando sus lenguas como si chuparan un helado, no son como los
reptiles cuyo apéndice vibrátil es parte de la expresión de sus fauces; la
lengua debe ir dentro de la boca al igual que el apéndice sexual dentro de los
calzoncillos.
Sigamos pues explorando las entrañas de este gremio
multicolor siempre ansioso por reafirmarse, ¿tan inseguros son que necesitan
hacerlo a diario? No veo yo que a los que nos gustan las mujeres lo estemos
dejando caer a la más mínima oportunidad incluso sin venir a cuento, esta manía
de algunos presentadores de televisión de tener siempre la coletilla “mi
marido” en la boca no acabo de entenderla. Ya sabemos todos que aquí se pueden
casar, ya sabemos todos que han elegido un él o ella como pareja ¿Por qué estar
a todas horas haciéndonos memoria de ello? Si a nosotros nos la suda con quien
intercambien sus fluidos, si nos viene al fresco que intercambien su ropa interior, que no nos
preocupan ni nos quitan el sueño sus asuntos carnales, que nos da igual si
prefieren percebe o mejillón.
Curioso es también la avalancha de salidos del armario
que han aparecido en los últimos tiempos, yo al principio pensaba que serían
armarios tipo taquilla de vestuario pero a la vista de lo que hay, estamos
hablando por lo que parece, de armarios roperos de tres y cuatro cuerpos, yo
ante esta situación inaudita hace unos años, estoy por cerrar los míos con
llave no sea que cualquier mañana amanezca entre flores silvestres.
Que bonito es el amor al prójimo me digo convencido
pero ¿es necesario llevarlo escrito en la frente? ¿Es exigencia del guion estar
siempre haciendo ojitos o poniendo morritos bobos? Yo creo que no, que me digan
donde está escrito eso, ¿va implícito en los genes? Seguro que no puesto que
hay homos muy dignos y serios en su desempeño vital por tanto me pregunto ¿Qué
lleva a algunos a querer exhibir su pluma alardeando de su diferente condición?
Ni las putas van por la vida las veinticuatro horas pregonando a pecho
descubierto su condición de mujeres públicas, se sabe que lo son y punto.
Es triste y preocupante también, reconocer que algunos
de estos personajes de pluma alada, tienen poco más que su condición sexual
para abrirse camino en la vida y algunos medios en la actualidad, los acunan y
les hacen la ola como si de individuos ilustres se tratara; no entiendo que el éxito
de algún libro radique en ofrecer al lector un currículum vitae basado en la
cantidad de polvos y con quien han sido compartidos, contar el lugar y como lo
desfloraron a uno entiendo que no es ningún mérito añadido al bagaje personal.
En ese aspecto creo que ganan las chicas, tengo la impresión a la vista de cómo
está el patio, de que ellas lo viven de manera más normalizada y sin tanta
estridencia.
El mundo lésbico aún perteneciendo a esa misma
diversidad sexual, alardea menos de su condición siendo igual de digna, la
verdad es que no se por que se debe alardear en este aspecto de unos gustos u
otros, hoy hay libertad para ser lo que uno quiera ser, besar lo que uno quiera
besar, yacer con quien uno quiera yacer por
tanto ¿Por qué no se hace uso de esa libertad sin más y nos dejamos de tantas historias y ganas de protagonismo?
Dejemos volar a esas mariposas de colores sin límites ni cortapisas, que
ejerzan su sexualidad libre y satisfactoriamente pero ojo, que no la busquen
donde no se la quiere; por suerte hoy ya no abundan los buscones de cine de
reestreno que se sentaban a tu lado y muy sutilmente, te iban tanteando a ver
lo que caía con los ojos vidriosos inyectados en un febril deseo, a más de uno
de esos pajilleros de barrio conozco yo que se fueron sangrando a casa por las
caricias de una Tizona.
Así pues que vuelen las mariposas de colores, que
vuelen libremente y sean felices en su diversidad y estilos de vida pero que su
vuelo, sus arrumacos y sus esperpénticas manifestaciones, nunca nos oculten la
luz del sol pues sus rayos deben brillar para todos.
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