Buenos, malos o regulares…casi siempre mediocres pero coño, un poco de
criterio propio.
No sé cuál era su
circunscripción, no sé cómo había llegado hasta allí, por no saber no sabía
siquiera los méritos alcanzados en el partido, ni quien el acertado que sugirió
que fuera ella la acertada para ir al debate de TVE…pero quedó como la chata.
Suelo ver el debate de los jueves desde la cama, procuro no dormirme, y aunque
siempre es lo mismo en los últimos tiempos, digamos que estoy enganchado a ese espacio;
los contertulios suelen ser de nivel: Ignacio Camacho, Esther Esteban, Fernando
Ónega, Ángel Expósito y otros, por otro lado de vez en cuando llevan algún
invitado interesante aunque otras veces les sale el tiro por la culata y no
cubren las expectativas.
En esta ocasión y con la que está
cayendo, llevaron a dos jóvenes diputados representando a los dos partidos
mayoritarios, savia nueva en los bancos del Congreso; él por el PSOE, no
recuerdo su nombre, ella por el PP, mejor no recordarlo pero bueno lo diré
Belén Hoyo; ambos estaban bien adoctrinados por sus mayores y poco nuevo
dijeron que no hayan dicho estos en múltiples ocasiones pero centrándonos es
este tipo de políticos ¿cómo se puede ser tan limitado de miras? ¿Es que fuera
del discurso oficial no hay palabras de propia cosecha? ¿O acaso tienen marcado en el ideario del partido
el no poder cambiar el discurso? De entrada ella en su primera intervención y
tuteando a los periodistas allí presentes una y otra vez como si comiera sopas
con ellos todos los días, se arrancó hablando de la herencia recibida, tema
caduco a estas alturas de legislatura, poco importaba la pregunta que le
hubieran hecho, ella había oído a sus mayores hablar de eso y por ahí inició su
precario parloteo.
En una de las intervenciones
Camacho les preguntó sobre su opinión respecto a la falta de experiencia
laboral en muchos políticos a los que no se les conoce preparación previa en
ningún campo; el joven socialista empezó a divagar aludiendo a una experiencia
laboral corta pero variada tanto en España como en el extranjero (esto lo dijo
varias veces), se repetía sin saber cómo quitarse de las manos la patata
caliente que le habían soltado, volvía a insistir en su variada experiencia
laboral pero no soltó ni un solo ejemplo de lo que había hecho en su vida antes
de entrar en política lo que nos lleva a suponer que nada o muy poco. En cuanto
a ella, cuando le tocó el turno… ufff para olvidar, esta ni llegó a decir que había trabajado pues quedó claro que no
lo había hecho, se limitó a alabar lo importante de una buena preparación
académica no sé si refiriéndose a la suya y poco más, lo cual daba a entender
que un buen día en sus años universitarios se afilió al partido y empezó a
trepar en la sede atendiendo los encargos de unos y otros (fotocopias, cafés…),
quizás fuera delegada de curso o pegara carteles por los pasillos durante las
campañas electorales pero poco más. Tener una licenciatura no es ser lo que el
título pone que eres pues para serlo en conciencia hay que haber ejercido de
ello, es como considerar a José Luis Moreno o al Gran Wyoming médicos por el
mero hecho de haber estudiado medicina.
Una de las periodistas pasó
directamente de preguntarle a los jóvenes pupilos pues debió intuir que poco
interesante tenían que contar, se limitó a hacer reflexiones sobre el cerril
adoctrinamiento al que están sometidas las juventudes de uno u otro partido, de
sus labios salen las mismas frases, las mismas viciadas coletillas, las mismas
y en ocasiones esperpénticas respuestas, pero con muchas menos tablas que sus
mayores a la hora de ser entrevistados en los medios; no dudo que en casa, los
allegados cercanos, amigos y demás compañeros de filas de ambos políticos,
estarían embobados viendo a sus héroes caseros resistiendo ante las andanadas
de los periodistas, reafirmando con fuerza eso que se dice de “es más ciego
quien no quiere ver”. Si estos son el futuro de la política española, si en
manos de estos autómatas teledirigidos (confesión hecha por Antonio Miguel
Carmona cuando creía que no le grababan) va a estar el destino del país en un
futuro próximo, habrá que empezar a
atarse los machos y atiborrarse de antidepresivos para aislarnos de lo que nos
viene encima. Gentes con un titulín obtenido a los veintitantos años se
sentarán en la poltrona del parlamento de turno y ahí echarán raíces sin haber
visto nada más allá del entorno partidista en el que habrán crecido, poco
bagaje es ese para tanta responsabilidad; hay que abogar por las listas
abiertas, que la gente vote personas y no solo siglas, esa será la única forma
de barrer de una vez a toda esa masa de mediocres y advenedizos instalados de
por vida en las instituciones.
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