¿Quién no ha tenido una noche en la que no ha conseguido
conciliar el sueño? ¿Quién durante esas horas eternas no ha dejado de dar
vueltas y más vueltas buscando ese sueño que nos es esquivo? Esas noches
aciagas en las que el silencio y las sombras se adueñan de nuestro entorno, son
un campo abonado a los sueños interestelares en los que sin perder el contacto
con la realidad, te ves lanzado a lo inverosímil, lo absurdo, lo imposible.
Si tú realidad te ancla a un presente turbulento, si el día a
día se vuelve tormentoso y gris sin un resquicio por el que pueda asomar el
sol, quizás encuentres en esas horas robadas al descanso inconsciente la
rendija por la cual escapar de una realidad que te oprime y te amenaza; quizás
sean esas horas de silencio en las que la mayoría desconectan de su vida
terrenal, la válvula por la que liberar esa presión que ha ido acumulándose en
los últimos tiempos.
Esas noches insomnes se convierten en un campo fértil
esperando ser sembrado por la musa, el final del día y el principio del
siguiente se conjuran en un pacto íntimo de confabulaciones indescriptibles e
impredecibles, en las que el alma insomne se ve sacudida por vaivenes estelares
que escapan a nuestro control. En un momento dado y sin previo aviso, salta la
chispa que da origen a una nueva historia o a veces la misma de siempre que
vuelves a interpretar por enésima vez pero en cada ocasión con desenlace
diferente.
Los sueños anclados con alfileres a un subconsciente en
estado de alerta, van y vienen dentro de una nebulosa sin límites ni normas de
tránsito, solo las tramas más surrealistas se abren paso a través de una maraña
neuronal iluminando espacios en los que surgen esas historias tantas veces
visionadas durante los duermevelas y que somos incapaces de modular a nuestro
antojo, debido a la falta de control que ejercemos sobre nuestra vida paralela.
Llega la noche y sabes que el viaje está a punto de empezar
una vez más, no sabes dónde te llevará en esta ocasión ¿volverás a organizar tú
vida tras unos párpados caídos? ¿descubrirás nuevas realidades en dimensiones
aun por cabalgar? ¿andarás por territorios inestables y peligrosos? Son los
sueños de vigilia amparados en el silencio de la noche, la calzada tranquila
por la que tú mente transita al caer las sombras, el viaje eterno sin destino
conocido que tantas veces has iniciado y que como cada noche puede ser el
último.
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