sábado, 12 de agosto de 2017

EL FINAL DEL CAMINO

Echando la vista atrás uno puede observar el camino recorrido, la senda iniciada cuando vemos la luz por primera vez puede tener mil matices y colores, unos tramos pueden ser claros y alegres, en otros en cambio predominarán los tonos grises y oscuros; con cada pincelada habremos ido avanzando por un recorrido vital de final incierto y a lo largo de este, el final del camino puede ser imprevisible e inesperado.

Hay quien nace con una vida programada, los menos, ya desde sus primeros pasos tienen marcado el camino por cuestiones de abolengo, economía o lugar de nacimiento pues hacerlo en Manhattan o en la selva amazónica marca a priori, gran parte del camino. La mayoría nacen en el convencimiento de poder gestionar sus propias vidas, antes o después salen del error haciendo lo que su entorno les permite hacer y casi siempre muy lejos de lo que les hubiera gustado hacer.

El mero hecho de poder hacer ya es un privilegio para muchos pues los hay que sometidos a sus circunstancias, nunca conseguirán incorporarse a un rol cuanto menos digno. La primera parte del camino suele ser en subida, madurando, intentando alcanzar metas, posicionándonos, estableciendo las bases para un futuro… muchos nunca llegarán a conseguirlo; más tarde una etapa de meseta de duración variable nos permite desarrollar una u otra actividad de manera más estable en el mejor de los casos para dar paso en un momento dado, al inicio del declive personal y orgánico.

Gestionar ese declive muchas veces es difícil, las fuerzas ya no acompañan y el ánimo a estas alturas de la vida a veces anda muy mermado aun así esos días grises estarán ahí, han llegado para quedarse, y tras ellos veremos aparecer por el retrovisor el inicio del último viaje, ese para el que nadie está preparado y del que nadie regresa nunca.


Así pues con la perspectiva que da el paso del tiempo y conociendo lo andado hasta este  momento, uno puede hacer balance de resultados sin tener que esperar al último momento; con un 60% o 70% del camino recorrido las cartas están boca arriba y a nadie ya se puede engañar, mucho menos a uno miso que siendo protagonista del camino sabe lo que ha acontecido durante su andadura.

La revisión del balance tan solo nos sirve para nuestros adentros, recordar lo pasado tan solo ilumina fugazmente nuestra materia gris y en ocasiones la enturbia, así pues y dado que lo recorrido no puede desandarse, la película de nuestra vida y los hechos en ella ocurridos, son tan solo una partícula más en ese cosmos que llamamos historia de la humanidad.

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