sábado, 22 de febrero de 2014

CATALUÑA: ROMPIENDO MITOS

LA HISTORIA NO PERDONA MITOS. (Reflexiones llegadas a mí correo de un catalán desengañado).

Soy un barcelonés de 30 años que, como mi generación, creció con el Club Super 3, el Tomàtic, la Bola de Drac, la Arare , Sopa de Cabra, Els Pets, Els Caçafantasmes, "Regreso al Futuro". Veíamos la predicción del tiempo en la TV3, con los dibujos de soles y nubes sobre un mapa de los Países Catalanes.

En la escuela nos explicaban la historia de las cuatro barras, pintadas por el emperador franco con la sangre de Wilfredo el Velloso sobre un escudo tela de color amarillo-dorado: así nació nuestra bandera ( la Senyera ). Los domingos por la mañana bailábamos sardanas en la plaza de la Iglesia  y daba gozo ver en un mismo círculo a los abuelos y los nietos, cogidos de la mano. En Navidad hacíamos cagar al "Tió", y poníamos un "Caganer" con barretina en el Nacimiento. Así, disfrutábamos de una auténtica Navidad catalana como Dios manda.

En la primavera cogíamos las Chirucas  (marca de calzado) y nos íbamos a nuestros Pirineos a disfrutar de nuestras montañas y sierras, en nuestra tierra. Celebrábamos la "Diada", con ánimo de no olvidarnos de la derrota de nuestro pueblo contra Felipe V y los españoles.

Somos un pueblo trabajador, con carácter, distinto del resto. Tenemos la Caixa , el RACC, los Mozos de Escuadra y los Ferrocarriles Catalanes. ¿Qué más queremos? Pues queremos, queremos, queremos más.



Pero la verdad no se puede ocultar siempre. Te vas de Erasmus a Londres, y descubres que existe vida fuera de nuestro pequeño planeta catalán. Que también hay trabajadores con carácter en otros territorios.

Que la Caixa no es tan importante, si se compara con el Comercial Bank of China. Que solamente una ciudad como Shanghái tiene 20 millones de personas (tres veces toda Cataluña).

Descubres la verdad: que lo de las cuatro barras de Wifredo el Velloso sólo era una leyenda, un mito, sin fundamento histórico. Ni Wifredo fue contemporáneo del emperador, ni se usaba la heráldica en ese siglo. Además, hasta la unión con Aragón, el emblema de los condes de Barcelona fue la cruz de San Jorge (una cruz de gules sobre campo de plata).

Descubres que la sardana la inventaron en el año 1817. Fue un tal Pep Ventura, que tampoco se llamaba Pep sino José, nacido en Alcalá la Real, provincia de Jaén, e hijo de un comandante del Ejército español. Se la inventaron, porque no podía ser que la jota de Lérida o del Campo de Tarragona fuese el baile nacional. Y tampoco podía serlo el baile denominado "El Españolito". Por eso se inventaron la sardana a comienzos del siglo XIX: para crear una identidad nacional inexistente hasta entonces. La sardana, otro mito.

Descubres que en 1714 no hubo ninguna guerra catalana-española, que Cataluña no participó en ninguna derrota bélica. Fue una guerra entre dos candidatos a la Corona de España, vacante desde la muerte de Carlos II sin descendencia: entre un candidato de la dinastía de los Borbones (de Francia) y otro de la de Austria (de tierras germánicas). En todos los territorios de la Corona de España hubo austracistas y borbónicos: por ejemplo, Madrid, Alcalá y Toledo lucharon en el mismo bando que Barcelona. No fue, como intentan venderlo, una guerra de secesión, sino de sucesión: ningún bando aspiró nunca a romper la unidad dinástica entre Castilla y Aragón, ni la separación de Cataluña. La Diada , otro mito.



Descubres que el "Caganer" del belén es una "tradición" que no se generaliza hasta el siglo XIX, como la sardana. Y que el "Tió" es otra milonga identitaria y absurda. La Navidad catalana, otro mito.

Te das cuenta que los nacionalistas nos han tomado el pelo. No nos han educado, sino adoctrinado. Que nos han alimentado, sin darnos cuenta, de una "ideología total" que se encuentra por encima de todo y de todos. Lo abarca todo: permite pisar el derecho de las personas, modelar la Historia a su gusto, y determinar qué está bien o mal.


Te das cuenta que los nacionalistas nos han adoctrinado a través de falsos mitos, leyendas, mentiras. Que han construido o falseado una realidad, con tal de fundamentar su ideología. Pido ayuda y la colaboración de todos, para tratar de encontrar otras mentiras. Así, los catalanes podremos liberarnos de esos mitos, y ser libres de verdad. Está claro que eso de viajar, es para algunos, una estupenda vacuna contra la estupidez y el aldeanismo.

sábado, 15 de febrero de 2014

MARÍA DE LOS DOLORES

Sentados en el vagón del tren de la vida subimos y bajamos por las etapas de nuestra existencia, por momentos el recorrido se vuelve vertiginoso haciendo saltar nuestras alarmas, en otros la placidez del trayecto invita a dormirnos y desconectar; cada tramo tiene sus sobresaltos y sus recompensas, sus éxitos y sus fracasos, sus retos y sus imposibles pero siempre deberemos pagar un peaje, a veces alto, por el viaje realizado.

En estas andaba María la “álgias” traqueteando de su pueblo a la capital como hacía cada final de mes, le costaba ímprobos esfuerzos abandonar su villorrio pero la visita mensual al doctor era parte de sus rutinas. María era muy de tener dolores y otros achaques de salud ya desde jovencita, de ahí el mote que acompañaba su nombre desde siempre, era sufrida pero sabía escuchar a su cuerpo y este se revelaba con frecuencia motivo por lo que era asidua a los servicios de sanidad.

Últimamente había empezado a molestarle una cadera, notaba un “hay” cuando la flexionaba  pero sobre todo el muslo se le entumecía al torcer el pie para dentro, las noches en su vieja cama eran un tormento que no la dejaban dormir, a duras penas conseguía reposar unas horas, levantándose casi a diario en busca de posturas más cómodas con las primeras horas de la madrugada; la “algias” sufría en silencio su artrosis de cadera y su rostro manifestaba toda la tortura que atormentaba aquel cuerpo.

De morro torcido, no destacaba en ella simpatía alguna, quizás una virginidad por estrenar ya caduca, había marcado su carácter taciturno y esquivo pues María era de poco conversar; huraña y de poca higiene despedía un tufillo pestilente a poco que te acercaras, era de aromas corporales fuertes e inolvidables, sabía hacerse notar.

Ahora María busca pareja, a ser posible de capital pues quiere salir del pueblo, promete someterse a una sesión depilatoria que desbroce su epidermis de malos vellos, pondrá remedio a su halitosis cambiando sus hábitos alimenticios (dejará el ajo y la cebolla), renovará su vestuario abandonando las prendas íntimas de lana gorda y atenderá su imagen exterior; así mismo promete modificar su corte de pelo y atender su cutis hirsuto con cremas exfoliantes y aromáticas. María quiere convertirse en una princesa para ti ¿quieres tú ser su príncipe? ¡¡¡LLÁMALA!!! y descubre sus encantos.


sábado, 8 de febrero de 2014

CASTILLOS DE HUMO

Echo la vista por encima de mi hombro y no reconozco nada de lo que quedó atrás, los pasos dados no dejaron huella y el camino fue tantas veces equivocado…; todos hemos pensado alguna vez en las cosas que nos gustaría hacer, los sitios a donde querríamos ir, las personas con quien nos apetecería estar, nuestra cabeza da para albergar muchos deseos que quizás nunca veamos cumplidos. Uno, en sus momentos de soledad,  elucubra sobre fantasías difícilmente realizables, aun así las repite una y otra vez dentro de su cabeza, refugiándose en ellas escapando de la realidad; quien no ha pensado alguna vez lo que haría con el premio de una lotería aun siendo conscientes de que nunca nos tocará, esos sueños imposibles se hacen realidad por un momento dentro de cada uno de nosotros y con ellos envolviéndonos en una ficticia realidad, nos sentimos otros.

Uno se ve pisando otros lugares, aquellas playas añoradas tantas veces vistas en documentales o subiendo montañas imposibles en países remotos donde apenas ha llegado la civilización tal y como la entendemos, uno viaja al fondo de los mares mimetizándose con anémonas y corales, descubriendo pecios olvidados, bailando con delfines y por momentos arropado por bellas sirenas de largas cabelleras y vigorosas colas plateadas. Con la mente no encontramos límites y a través de ella hacemos lo imposible pues nada exige coherencia y fundamentos; las cosas más inverosímiles que puedan antojársenos se hacen realidad dentro de nuestra cabeza y por unos momentos somos libres; libres de responsabilidades, de compromisos, de contratos y vencimientos, libres de aparentar quienes no somos ni nunca quisimos ser, libres de mostrar afectos fingidos, de dar falsos besos, mostrar falsas sonrisas o fundirnos en hipócritas abrazos. En nuestros sueños estamos libres de hacer todo aquello que no somos ni sentimos y por tanto en ellos, podemos comportarnos como otros, ni mejores ni peores, tan solo distintos.

De vuelta a la realidad uno pisa la calle tantas veces pisada y nada atractivo percibe a su alrededor, vuelve a ser un autómata en manos de una sociedad caótica de la que quisiera escapar y no puede; las mismas paredes, los mismos rostros, los mismos conflictos llenan nuestro día a día y en él nos empequeñecemos y perdemos protagonismo. Las jornadas se suceden una tras otra sin nada especial que nos haga recordar ese día, cada uno a lo suyo ajeno al mundo que le rodea pues su campo de actuación es reducido, un horario que cumplir y de vuelta a casa, llenar el depósito, hacer un descanso y listos para empezar un nuevo ciclo de arduo trabajo. Llega el ansiado fin de semana y en el mejor de los casos uno tiene un rato para él o ella, raro es no tener algún compromiso familiar o social que nos robe nuestro preciado y esperado tiempo de asueto, hay que cumplir, vivimos en sociedad y uno recuerda en esos momentos los lugares idílicos vistos en televisión o en alguna revista, oye al joven que un día se fue a ver mundo y desde un país lejano nos cuenta sus experiencias…y vuelves a soñar despierto.

Los castillos de humo se mantienen en el aire hasta que una ráfaga de viento se los lleva devolviéndonos a nuestra vida cotidiana, volvemos a ver a la suegra o a ese yerno que nos cae mal, al jefe  que nos machaca con exigencias o al compañero pelota donde los haya, abrimos el buzón sin interés para recoger un puñado de propaganda mezclada con las facturas que nos agobian, vuelve la lucha con el vecino que no paga la comunidad, sales a la calle y debes ir sorteando heces caninas que algún irresponsable ha evitado recoger, y cuando crees estar a salvo de tan pestilente materia fecal vas y pisas una viscosa goma de mascar escupida por algún mocoso a medio educar. Los nervios se van crispando, no ves salida al odio que se va gestando en tú interior y al final explotas, y lo haces muchas veces con quien no se lo merece pero es quien tienes a mano, él  o ella soportan tú rabia, tú impotencia y tus arranques de mal genio.


La vida es puro humo que alguien se está fumando y de la que al final tan solo quedan las cenizas, en ese humo unas veces claro, otras oscuro y denso, en ocasiones aromático o tal vez maloliente, vamos gestionando nuestra andadura más o menos acertada. Soñar es gratis y hacerlo nos permite muchas veces vivir una vida paralela, ficticia pero gratificante, por un tiempo desconectamos de la realidad, nos evadimos de las cargas impuestas por la sociedad en que nos ha tocado vivir; sin límites somos dioses en nuestro mundo interior por tanto os invito a reinar de vez en cuando, para este tipo de reinado no se precisa equipaje, ni palacios, ni súbditos, tan solo imaginación y ganas de ser libre.

sábado, 1 de febrero de 2014

ARRASTRADO Y SIN FUERZAS

Hoy voy arrastrándome por las horas, la noche ha sido dura, larga, calurosa y de completo insomnio, una más y ya van muchas; uno en esas noches eternas intenta poner orden en sus ideas amparado en el silencio y la oscuridad, hace planes, organiza, marca prioridades o recuerda acontecimientos pasados, también por qué no, sueña despierto aun con los ojos cerrados. Las imágenes en esas vigilias cobran una mayor nitidez, las palabras no pronunciadas una mayor claridad, las ideas y proyectos elucubrados una mayor firmeza pero al despuntar el día, todo se vuelve humo y como tal, este se desvanece y quedamos vacíos de contenido.

Las horas de insomnio pasan factura a lo largo de la jornada, la ausencia de ese sueño reparador tan necesario nos es recordada durante el día y cabizbajos nos movemos en una jungla que nos es ajena y lejana; todo el andamiaje que sostiene a nuestra persona frente al mundo exterior se tambalea y amenaza con sucumbir bajo nuestra dejadez, los pies nos pesan y la cabeza está embotada, en esas condiciones no somos nada, tan solo peleles al pairo de un viento urbano que nos arrastra sin que podamos ofrecer la más mínima resistencia.

Seguimos intentándolo, sacamos fuerzas no sé muy bien de donde para mantenernos erguidos, luchamos contra los bostezos incipientes forzando curiosas muecas y al final, las defensas fallan y cerramos los ojos; pasan unos segundos y de sopetón volvemos a la realidad intentando disimular la inoportuna cabezada, miramos a nuestro alrededor y nos reubicamos en nuestro asiento. Esa desconexión fugaz incrementa nuestro estado de alerta, aumenta nuestra atención pero es una alarma pasajera y pronto el sopor y el decaimiento vuelven a cebarse con nosotros; el peor momento quizás es la sobremesa, cuando te ves impedido a poder realizar la siesta que el cuerpo te reclama, todo se agita en tú interior y no hay distracción capaz de vencer al manto de dejadez que se cierne entorno a nos.

La tarde avanza y a medida que pasan las horas una fuerza interior nos reviscola y nos despeja, a medida que las sobras se van imponiendo a los claros nuestra luz gana intensidad; el cansancio desaparece, la somnolencia se evapora y nuestro ánimo parece experimentar el subidón con el que debimos iniciar la jornada. Sin saber cómo ni porqué nos sentimos frescos, con fuerzas para iniciar cualquier proyecto nocturno pero todo es una ficticia realidad, un espejismo, una falsa ilusión. Estás batido y lo sabes pues el cuerpo no acompaña a los ímpetus de la mente, pronto desearás retirarte con el ocaso de la jornada y buscar el descanso que no encontraste la noche anterior.

Vuelves a cerrar los ojos pues apenas te sientes capaz de mantenerlos abiertos, los escasos segundos que permaneces a oscuras son un interminable pase de imágenes sin orden ni continuidad alguna, flotas en un limbo ingrávido del que no querrías salir, estás de nuevo en un útero materno ajeno a todo, sientes la calidez de sus fluidos y el latir de un corazón que no es el tuyo. Allí sigues en un sueño efímero dejándote llevar por los duendes que habitan en tú interior y tras negociar el trayecto, ellos te llevan a su capricho incapaz de revelarte.

Cae la noche, intentas aguantar para irte a la cama más tarde, no podrías soportar otra noche en vela así que procuras reservar las ocho horas de sueño para más adelante; sin fuerzas y arrastrado pones la televisión, procuras seguir la trama de la serie de turno pero los párpados echan el cierre de manera difícil de evitar, tú cuerpo se afloja en un largo bostezo y tan solo pide descanso. Cambias de postura buscando un mayor confort que no encuentras, te mueves inquieto sabiendo donde está la solución a tú desasosiego pero aguantas un poco más, la cama no se moverá del sitio.


Te levantas, paseas arriba y abajo por tú pequeño apartamento buscando despejar una cabeza inmersa en brumas, por momentos te sientes desfallecer y buscas un apoyo, es la señal, ya no aguantas mas así que lo dejas todo y apagas las luces encaminándote a tú habitación. Una vez en ella a duras penas te da tiempo para despojarte de tus ropas, caes sobre las sábanas como un muñeco de trapo y tú conexión con la vida se apaga, has pasado al mundo de las hadas y en él no te reconocerás.