sábado, 6 de julio de 2013

EL PICHAFLOJA: LOS HIJOS DEL COLORÍN

Es curioso como la sangre puede enaltecer a quien la lleva, gentes que no han hecho y por sus trayectorias está claro que nunca harán nada en la vida, viven sus vidas embarcados en un éxito ficticio y artificial del que nadie logra apearlos, dicen que el tiempo pone a cada uno en su sitio pero para algunos de estos personajes el tiempo no pasa y ahí siguen, subidos en la cresta de la ola sin que nada ni nadie logre tirarlos de la tabla, sus únicos méritos, ser hijos de…
Desde que son unos retoños viven el mundo del famoseo, siendo exhibidos cuando al famoso de turno le interesa o permaneciendo ocultos tras un  ridículo y tupido velo opaco cuando no, para esto último se amparan en la ley de protección al menor; son un apéndice del progenitor estrella y como una rémora los acompañan en galas, reportajes y exclusivas cuando conviene, pasando a formar parte del mundo rosa en el que se desenvuelven sus padres.
Creciendo al calor del éxito de sus progenitores y con una vida regalada y en muchos casos artificial, estos niños y niñas llegan a la adolescencia en estado de gracia, normalmente habiendo crecido al cuidado de abuelas, tías, nanis y demás personal mercenario, ya que las continuas e ineludibles  obligaciones artísticas y sociales de sus padres, los obliga a permanecer lejos de casa a veces por largas temporadas.
Es así como estos nacidos del éxito, florecen entre algodones mercenarios ajenos a una vida corriente, inmersos en ambientes muy alejados de la realidad, libres de una supervisión paterna periódica y regular, crecen en un mundo de colorín; en cuanto se sienten adultos y merced a haber llevado una vida un tanto independiente por sus circunstancias, quieren despuntar en la vida  haciendo las cosas más variadas: unos montando a caballo, otros  aspirando al mundo de la canción, algunos de pincha discos hoy llamados DJs (pincha discos diplomados), los hay que se arrastran por los platós haciendo no se sabe muy bien que, y así una larga lista de pintorescas ocupaciones para la mayoría de las cuales hacen servir su amplio bagaje cultural y académico obtenido no se sabe donde.
Un gran porcentaje de estos elegidos para la gloria, a duras penas han acabado sus estudios secundarios, obviamente no hablan idiomas, ni se les conoce destreza en ninguna faceta del saber ahora, eso si, son expertos en el facebook, twitter, tuenti y demás redes sociales, portadores de teléfonos de última generación, cuentan con centenares de amigos dedicando muchas horas al día a tener actualizados sus perfiles. Así son los hijos de la fama, felices, disolutos y ajenos al mundo terrenal que pisan el resto de los mortales.
Luego están sus aláteres, ese corro de personajes revoloteando alrededor del hijo estrella, dorándole la píldora hasta la saciedad y expertos en regalar el oído al agasajado “niño/a colorin”, corro de buitres siempre dispuestos a abalanzarse sobre el más mínimo despojo, amigos del alma mientras sea el alma quien corra con los gastos de sus excesos, mientras sigan siendo  colados en ambientes prohibidos a sus anónimas personas o salgan en una foto cutre de un mal reportaje en color; esa guardia imperial del niño/a colorín siempre estará ahí, a su vera, mientras se mantengan sus privilegios, profesando una ambigua y efímera lealtad.
A esta tropa advenediza hay que añadir las supuestas parejas del corazón, esas que reciben el flechazo de un aturdido Cupido en horas bajas al ver a su ídolo en cualquier discoteca, evento folklórico o supuesta actuación, esos amores que surgen de la nada incluso siendo la antítesis del adonis de turno, las hay de lo más esperpéntico; no hay quien entienda a chiquitas de lindos cuerpos y bonitos rostros, encaprichadas con algunos individuos cuya imagen y proporciones rozan la aberración, por muy tonadillero que sea su apellido ¿Qué buscan uniéndose a semejantes pichaflojas? ¿Salir en un par de revistas o que les hagan alguna entrevista? Poco precio es ese a cambio de tener que yacer con un cuerpo informe de físico más que precario y tener que recibir sus fluidos jadeando un falso amor.
Estos pichafloja, entendiendo por tal término a los hombres mujeriegos que tienen sexo fácil sin mucho seleccionar, amparados en unos méritos que nadie conoce, bueno si son hijos de, dan percebe o mejillón a cualquiera y claro siendo niño/as colorín pretendientes no les faltan pero ¿tan simples son estos amores fugaces que creen serlo para toda la vida? Dejarse ventilar el área genital por uno de estos famosillos, puede ser un pasaporte al estrellato pues no dejan de brotar en el prado del colorín, flores preñadas, despechadas, engañadas y/o abandonadas que se arrastran durante largas  temporadas por las televisiones de turno, sacando buenos réditos de su affair amoroso.
Recientemente leí en un artículo de opinión, la desgracia que supone que uno de estos famosillos de poca monta te toque por vecino invadiendo tú entorno y alterando la tranquilidad de tú barrio; esta generación de nuevos ricos cuyos ingresos, a veces elevados, son ganados tan solo por el apellido que acompaña a sus nombres, suelen ser gentes de alardear, de exhibir sus adquisiciones, no apreciando casi nunca el valor de lo que consiguen por la facilidad con la que lo hacen, así pues lucen coches, casas, joyas, ropa, etc… sin darles la mayor importancia. La masa de vasallaje que los siguen, arrasan allá por donde pasan, rompiendo la tranquilidad de vecindarios o la dinámica de lugares públicos ya sean estos restaurantes, discotecas o demás centros de recreo pues estas son sus únicas universidades de la vida y es en ellas donde se forman y se relacionan.
Tomando como ejemplo al fruto del cruce entre un capote taurino y una peineta flamenca, hay que ver como le luce al muchacho lo de hacer bolos nocturnos haciendo rodar CDs, he leído que llega a cobrar entre 6.000 y 15.000 euros/noche por tan ingeniosa habilidad, pues bien este es un ejemplo perfecto de los “hijos del colorín”, reúne todas las condiciones exigidas a este peculiar grupo social; salvo los apellidos no se le conoce cualidad alguna, hijo de la noche y como buen pichafloja (rabo de difícil contener), ha tenido sus siembras de no nacidos hasta dar en la diana y conseguir un vientre fructífero, por fin es papá aunque no está muy por la labor de ejercer como tal, de momento ya ha prescindido del envase donde depositó su semilla pues él se debe a sus fans y no puede limitar sus encantos a una sola persona. Se sabía de antemano, todo el mundo lo veía, los arrumacos televisivos en una isla perdida tenían fecha de caducidad pero él se dejaba querer y aguantó hasta que su “calidad profesional” subió como la espuma siendo aclamado por la masa entendida.
Pero ¿Qué pudo ver una chica tan linda en semejante individuo? Está claro que no fue deslumbrada por su informe físico, ¿su labia filosófica quizás? Está claro que puede atribuírsele una prosa simpática propia de sus tierras de origen, quizás unos andares titubeantes propios de un voy o vengo, tal vez esa mirada penetrante sobre todo al observar de soslayo, pero lo que nadie puede negar es que en conjunto se queda a mitad camino, nunca una frase como la de “sobre gustos no hay nada escrito” cobró tanto significado…….¿o quizás tan solo fue un vehículo para llegar quien sabe a donde? El caso es que bien por amor pasajero o por interés mal calculado, un nuevo retoño ha venido a incrementar la saga del mundo del colorín, seguro que en un futuro no muy lejano también se hablará de él y sus andanzas.

Sea como sea los hijos del colorín seguirán llenando portadas, ocupando platós de televisión, serán aclamados en pueblos y ciudades, alegrándonos la vida jornada tras jornada con sus ocurrencias, sus aventuras, sus trifulcas y devaneos amorosos, sus apasionadas vidas nos tendrán enganchados a los medios de comunicación día tras día, pendientes en todo momento de sus cuitas y sinsabores. Ellos llenarán nuestros tiempos muertos y nos seguirán haciendo  felices hasta el final de nuestros días, queramos pues a estos niños/as colorín pues ellos y ellas son la esencia de nuestras sobremesas.

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