Es curioso como la sangre puede
enaltecer a quien la lleva, gentes que no han hecho y por sus trayectorias está
claro que nunca harán nada en la vida, viven sus vidas embarcados en un éxito
ficticio y artificial del que nadie logra apearlos, dicen que el tiempo pone a
cada uno en su sitio pero para algunos de estos personajes el tiempo no pasa y
ahí siguen, subidos en la cresta de la ola sin que nada ni nadie logre tirarlos
de la tabla, sus únicos méritos, ser hijos de…
Desde que son unos retoños
viven el mundo del famoseo, siendo exhibidos cuando al famoso de turno le
interesa o permaneciendo ocultos tras un
ridículo y tupido velo opaco cuando no, para esto último se amparan en
la ley de protección al menor; son un apéndice del progenitor estrella y como
una rémora los acompañan en galas, reportajes y exclusivas cuando conviene,
pasando a formar parte del mundo rosa en el que se desenvuelven sus padres.
Creciendo al calor del éxito de
sus progenitores y con una vida regalada y en muchos casos artificial, estos
niños y niñas llegan a la adolescencia en estado de gracia, normalmente
habiendo crecido al cuidado de abuelas, tías, nanis y demás personal mercenario,
ya que las continuas e ineludibles
obligaciones artísticas y sociales de sus padres, los obliga a
permanecer lejos de casa a veces por largas temporadas.
Es así como estos nacidos del
éxito, florecen entre algodones mercenarios ajenos a una vida corriente,
inmersos en ambientes muy alejados de la realidad, libres de una supervisión
paterna periódica y regular, crecen en un mundo de colorín; en cuanto se
sienten adultos y merced a haber llevado una vida un tanto independiente por
sus circunstancias, quieren despuntar en la vida haciendo las cosas más variadas: unos montando
a caballo, otros aspirando al mundo de
la canción, algunos de pincha discos hoy llamados DJs (pincha discos diplomados),
los hay que se arrastran por los platós haciendo no se sabe muy bien que, y así
una larga lista de pintorescas ocupaciones para la mayoría de las cuales hacen
servir su amplio bagaje cultural y académico obtenido no se sabe donde.
Un gran porcentaje de estos
elegidos para la gloria, a duras penas han acabado sus estudios secundarios,
obviamente no hablan idiomas, ni se les conoce destreza en ninguna faceta del
saber ahora, eso si, son expertos en el facebook, twitter, tuenti y demás redes
sociales, portadores de teléfonos de última generación, cuentan con centenares
de amigos dedicando muchas horas al día a tener actualizados sus perfiles. Así
son los hijos de la fama, felices, disolutos y ajenos al mundo terrenal que
pisan el resto de los mortales.
Luego están sus aláteres, ese
corro de personajes revoloteando alrededor del hijo estrella, dorándole la
píldora hasta la saciedad y expertos en regalar el oído al agasajado “niño/a
colorin”, corro de buitres siempre dispuestos a abalanzarse sobre el más mínimo
despojo, amigos del alma mientras sea el alma quien corra con los gastos de sus
excesos, mientras sigan siendo colados
en ambientes prohibidos a sus anónimas personas o salgan en una foto cutre de
un mal reportaje en color; esa guardia imperial del niño/a colorín siempre
estará ahí, a su vera, mientras se mantengan sus privilegios, profesando una
ambigua y efímera lealtad.
A esta tropa advenediza hay que
añadir las supuestas parejas del corazón, esas que reciben el flechazo de un
aturdido Cupido en horas bajas al ver a su ídolo en cualquier discoteca, evento
folklórico o supuesta actuación, esos amores que surgen de la nada incluso siendo
la antítesis del adonis de turno, las hay de lo más esperpéntico; no hay quien
entienda a chiquitas de lindos cuerpos y bonitos rostros, encaprichadas con algunos
individuos cuya imagen y proporciones rozan la aberración, por muy tonadillero
que sea su apellido ¿Qué buscan uniéndose a semejantes pichaflojas? ¿Salir en
un par de revistas o que les hagan alguna entrevista? Poco precio es ese a
cambio de tener que yacer con un cuerpo informe de físico más que precario y
tener que recibir sus fluidos jadeando un falso amor.
Estos pichafloja, entendiendo
por tal término a los hombres mujeriegos que tienen sexo fácil sin mucho
seleccionar, amparados en unos méritos que nadie conoce, bueno si son hijos de,
dan percebe o mejillón a cualquiera y claro siendo niño/as colorín
pretendientes no les faltan pero ¿tan simples son estos amores fugaces que
creen serlo para toda la vida? Dejarse ventilar el área genital por uno de
estos famosillos, puede ser un pasaporte al estrellato pues no dejan de brotar
en el prado del colorín, flores preñadas, despechadas, engañadas y/o abandonadas
que se arrastran durante largas temporadas por las televisiones de turno, sacando
buenos réditos de su affair amoroso.
Recientemente leí en un
artículo de opinión, la desgracia que supone que uno de estos famosillos de
poca monta te toque por vecino invadiendo tú entorno y alterando la
tranquilidad de tú barrio; esta generación de nuevos ricos cuyos ingresos, a
veces elevados, son ganados tan solo por el apellido que acompaña a sus nombres,
suelen ser gentes de alardear, de exhibir sus adquisiciones, no apreciando casi
nunca el valor de lo que consiguen por la facilidad con la que lo hacen, así
pues lucen coches, casas, joyas, ropa, etc… sin darles la mayor importancia. La
masa de vasallaje que los siguen, arrasan allá por donde pasan, rompiendo la
tranquilidad de vecindarios o la dinámica de lugares públicos ya sean estos restaurantes,
discotecas o demás centros de recreo pues estas son sus únicas universidades de
la vida y es en ellas donde se forman y se relacionan.
Tomando como ejemplo al fruto
del cruce entre un capote taurino y una peineta flamenca, hay que ver como le
luce al muchacho lo de hacer bolos nocturnos haciendo rodar CDs, he leído que
llega a cobrar entre 6.000 y 15.000 euros/noche por tan ingeniosa habilidad,
pues bien este es un ejemplo perfecto de los “hijos del colorín”, reúne todas
las condiciones exigidas a este peculiar grupo social; salvo los apellidos no
se le conoce cualidad alguna, hijo de la noche y como buen pichafloja (rabo de
difícil contener), ha tenido sus siembras de no nacidos hasta dar en la diana y
conseguir un vientre fructífero, por fin es papá aunque no está muy por la
labor de ejercer como tal, de momento ya ha prescindido del envase donde
depositó su semilla pues él se debe a sus fans y no puede limitar sus encantos
a una sola persona. Se sabía de antemano, todo el mundo lo veía, los arrumacos
televisivos en una isla perdida tenían fecha de caducidad pero él se dejaba
querer y aguantó hasta que su “calidad profesional” subió como la espuma siendo
aclamado por la masa entendida.
Pero ¿Qué pudo ver una chica
tan linda en semejante individuo? Está claro que no fue deslumbrada por su
informe físico, ¿su labia filosófica quizás? Está claro que puede atribuírsele
una prosa simpática propia de sus tierras de origen, quizás unos andares
titubeantes propios de un voy o vengo, tal vez esa mirada penetrante sobre todo
al observar de soslayo, pero lo que nadie puede negar es que en conjunto se
queda a mitad camino, nunca una frase como la de “sobre gustos no hay nada
escrito” cobró tanto significado…….¿o quizás tan solo fue un vehículo para
llegar quien sabe a donde? El caso es que bien por amor pasajero o por interés
mal calculado, un nuevo retoño ha venido a incrementar la saga del mundo del
colorín, seguro que en un futuro no muy lejano también se hablará de él y sus
andanzas.
Sea como sea los hijos del
colorín seguirán llenando portadas, ocupando platós de televisión, serán
aclamados en pueblos y ciudades, alegrándonos la vida jornada tras jornada con
sus ocurrencias, sus aventuras, sus trifulcas y devaneos amorosos, sus
apasionadas vidas nos tendrán enganchados a los medios de comunicación día tras
día, pendientes en todo momento de sus cuitas y sinsabores. Ellos llenarán
nuestros tiempos muertos y nos seguirán haciendo felices hasta el final de nuestros días,
queramos pues a estos niños/as colorín pues ellos y ellas son la esencia de
nuestras sobremesas.
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